La reciente publicación de los resultados de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) 2023, que busca conocer las principales actividades que realizan los niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años del país -indagando en áreas como la educación, la realización de tareas domésticas y actividades económicas- confirma la urgencia de abordar el trabajo infantil en Chile, especialmente los trabajos peligrosos. Aunque se han dado pasos para visibilizar este fenómeno, las cifras muestran que todavía quedan desafíos importantes para garantizar la protección integral de la niñez.
Según el estudio, 15,5% de los NNA de 5 a 17 años (507.833) trabaja, de los cuales el 5,4% es trabajo infantil en la ocupación y el 11,2% es trabajo infantil en actividades domésticas y de cuidados no remunerados y peligrosos; siendo mayor su prevalencia en el medio rural: 7% mayor que en el medio urbano. Asimismo, los datos arrojan que 62,1% de los NNA en trabajo infantil pertenecen los dos primeros quintiles de ingresos.
Por otra parte, los resultados son elocuentes al mostrar las brechas de género en cada uno de los ámbitos de la medición. Mientras los varones se concentran en trabajo infantil en la ocupación (6,6%) y en el medio rural presentan una tasa de trabajo infantil superior: 24,9% versus el 19,2% en las mujeres; las niñas y adolescentes lideran en labores domésticas, de cuidado no remunerados y peligrosos (12,3% versus el 10,1%). Esto evidencia la necesidad de un enfoque con perspectiva de género, que no invisibilice la realidad de las niñas, reforzando la urgencia de erradicar patrones que perpetúan los roles de género y la división sexual del trabajo desde la niñez.
Aldeas Infantiles SOS reafirma su compromiso con la prevención de las vulneraciones que afecten el bienestar y el ejercicio de derechos por parte de los niños, niñas y adolescentes. Los hallazgos de la EANNA 2023 invitan a la sociedad civil a seguir colaborando en esta tarea y al Estado a revisar y ajustar políticas públicas, las que deben considerar las características del territorio, de vulnerabilidad de las familias y las brechas de género. Asimismo, como ya lo hemos señalado, es fundamental implementar programas preventivos que apoyen a las familias en su labor de cuidado y protección, en las distintas dimensiones relacionadas y que se prevenga la separación familiar, pues la evidencia demuestra el impacto negativo que tiene en el desarrollo integral y el bienestar de los niños y niñas.
El Estado, a través de sus políticas públicas, y la comunidad debemos dar pasos sustantivos hacia la erradicación del trabajo infantil en todas sus formas.
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