Las mascotas y el desarrollo de la empatía en los niños

Hoy en día podríamos creer que las pantallas han venido a reemplazar espacios que antes no se tranzaban, como las conversaciones en una sobremesa o una reunión social, pero saben aún hay esperanza y principalmente para nuestros hijos e hijas. Y es a través de la magia y amor incondicional que nos entregan las mascotas, una conexión poderosa con lo simple y lo esencial de la vida. Más allá de ser compañeros en los paseos, estos seres nos ofrecen una lección valiosa, especialmente a los niños: la empatía.

Aún hay personas que se preguntan ¿qué es la empatía? ¿De dónde se saca? ¿Se nace con ella? ¿Todos la tenemos? Bueno, la respuesta mundialmente conocida es "la capacidad de ponerse en el lugar del otro"; y aunque suena bonita esta definición, ¿es fácil que la pongamos en práctica? O más complejo aún, ¿nuestros hijos saben desarrollarla?

Aquí las mascotas pueden jugar un rol fundamental, ya que se convierten en maestros innatos al momento de desarrollar la empatía en los más pequeños, ya que pueden crecer, casi sin darse cuenta, comprendiendo las emociones, sentimientos y necesidades de un ser vivo distinto de sí mismo.

El simple hecho de cuidar a una mascota, observar sus emociones, entender cuándo necesita atención, comida o cariño, enseña a los niños a ser sensibles a las señales no verbales. Una mascota no puede hablar, pero su lenguaje corporal es claro. Los niños que aprenden a interpretar este tipo de comunicación no solo desarrollan un sentido de responsabilidad, sino que también fortalecen su capacidad de conectarse emocionalmente con otros, algo que es muy necesario hoy en una sociedad hiperconectada, pero emocionalmente desconectada.

Además, debemos reconocerlo, las mascotas fomentan en nosotros la paciencia y la tolerancia. No siempre responden de inmediato, no cumplen órdenes al instante y no tienen un comportamiento predecible, al contrario, se nos tiran encima, menean la cola por la ansiedad y alegría que les genera vernos luego de horas de ausencia, rompen todo lo que pillan a su paso, entre otras más travesuras. Esta interacción enseña a los niños que no todo en la vida es instantáneo y que las relaciones, incluso con los animales, requieren tiempo, dedicación y comprensión.

La conexión emocional que los niños desarrollan con sus mascotas también les ayuda a aprender sobre el ciclo de la vida. Las mascotas envejecen, se enferman y, en también, fallecen. Este proceso, por doloroso que sea, lleva a los niños a la realidad de la vida y la muerte de una manera que pocas experiencias pueden lograr, nutriendo un entendimiento profundo y compasivo sobre la fragilidad y el valor de la vida.

Dentro de los beneficios de mascotas en nuestro hogar, y el desarrollo de la empatía en nuestros hijos, podemos mencionar:

  • Fomentar el cuidado: Al cuidar de una mascota, nuestros hijos aprenden a ser responsables de sus necesidades, como alimentarlos, bañarlos o pasearlos
  • Desarrollo de la comunicación no verbal: Los niños aprenden a interpretar sus señales emocionales a través del comportamiento y el lenguaje corporal, lo que fortalece su capacidad de leer emociones y empatizar con otros
  • Reducción del estrés y mejora del bienestar emocional: Las mascotas proporcionan consuelo y compañía, lo que reduce la ansiedad y promueve una conexión emocional sana. Esta conexión emocional ayuda a los niños a ser más sensibles a las emociones de otros seres
  • Facilitación de la expresión emocional: Las mascotas permiten que los niños expresen sus emociones libremente, sin temor a ser juzgados. Esta confianza para mostrar emociones ayuda a los niños a ser más abiertos a empatizar con los demás
  • Fortalecimiento del vínculo emocional: Las relaciones afectivas que los niños construyen con sus mascotas les enseñan a ser más afectuosos, lo que también les ayuda a desarrollar relaciones empáticas con las personas que los rodean

La magia del vínculo entre los niños que crecen con mascotas impacta profundamente en nuestro bienestar emocional. No solo aprenden a ser más responsables y cuidadosos, sino que se convierten en adultos más empáticos y conectados con el mundo que les rodea. Las mascotas ofrecen una ventana hacia una vida más simple y real, donde las emociones y el cuidado del otro prevalecen sobre lo material y lo inmediato y son finalmente, seres sintientes con fuentes inagotables de amor incondicional.

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