"Se necesita una aldea para criar a un niño". Así versa un popular proverbio africano, que releva la importancia de la comunidad en la crianza, resaltando que no es sólo responsabilidad de los padres o la familia nuclear, sino también de quienes les rodean: la familia extensa, los vecinos, los amigos, los profesores. Todas las personas e incluso las instituciones tienen un rol importante en este sentido y el gran desafío es unir esfuerzos para ofrecer a niños, niñas y adolescentes entornos que promuevan su bienestar y desarrollo integral.
Sin embargo, en un mundo cada vez más ajetreado, son muchos los que tienen dificultades para encontrar o poder construir redes de apoyo que les acompañen en la crianza y pueden estar batallando para hallar una "aldea" propia, que los beneficie tanto a sí mismos como a sus hijos e hijas. ¿Por qué se convierte esto en algo tan fundamental? Las relaciones comunitarias ayudan a los padres, madres y cuidadores a sentirse más conectados y con más confianza en su labor de criar. Además, estas relaciones son buenas para los niños, niñas y adolescentes, pues contribuyen a incrementar su sentido de pertenencia y a desarrollar habilidades sociales y valores como la solidaridad, el respeto y el cuidado mutuo.
Si bien la comunidad puede significar algo distinto para cada uno -desde la familia extensa y los amigos, hasta la escuela o la iglesia, en otros casos-, lo cierto es que contar con un espacio social robusto puede contribuir a que niños, niñas y adolescentes aprendan a conectar con otros, sintiéndose amados, protegidos y respaldados, lo que juega a favor de su desarrollo emocional, social y cognitivo.
¿Cuál es el rol del Estado en el fortalecimiento de estos vínculos? Sin duda, uno muy importante, pues son los municipios, los jardines infantiles, las escuelas, los liceos y los centros de salud los que reciben habitualmente las demandas de apoyo en temas de crianza por parte de las familias. Resulta imprescindible, entonces, que puedan contar con profesionales preparados para dar respuesta y orientación oportuna y eficaz a estos requerimientos.
Hoy, el Estado de Chile está invirtiendo en ofrecer este tipo de apoyo a quienes están criando. Tanto a través del subsistema Chile Crece y de la Subsecretaría de la Niñez, como por el Programa Lazos, de la Subsecretaría de Prevención del Delito, miles de familias chilenas han podido acceder al servicio gratuito de apoyo para la crianza de niños, niñas y adolescentes, en distintas comunas del país. Y muchas más podrán seguir haciéndolo, gracias a que el actual gobierno ha comprometido el aumento de esta cobertura a nivel nacional.
Por un lado, y asociado al Sistema de Garantías y Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, Chile Crece contempla hoy la atención a niños, niñas y adolescentes desde su nacimiento y hasta los 18 años. Y asimismo, durante la última cuenta pública, el Presidente Gabriel Boric comprometió el aumento del Programa Lazos de 60 a 95 comunas durante su mandato.
Noticias alentadoras, que responden a la necesidad de las familias de contar con redes de apoyo efectivas para acompañar a sus hijos e hijas en las distintas etapas de su desarrollo, promoviendo relaciones familiares más positivas, además de potenciar un espacio para que se puedan compartir las distintas experiencias y desafíos que se enfrentan a diario, abriendo paso hacia la construcción de una gran "aldea".
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