Sentía los golpes y los gritos de su mamá. No podía entender... estaba con el papá, el mismo con el que jugaba todas las tardes al llegar a la casa. Había llegado raro, no saludó y con un fuerte olor a alcohol, subió directo al segundo piso y cerró la puerta de un golpe. Su mamá estaba angustiada, pese a que no era la primera vez. Un llamado. Al otro lado del teléfono una carabinera la calmó, tomó el control y despachó urgente una unidad. Ella salvó a su mamá y vio cómo su papá era llevado esposado a la patrulla. Hoy tiene pena, mucha pena.
No son pocos los casos que como éste hemos conocido los últimos días. En algunos de ellos han sido testigos invisibilizados niños y niñas que hoy viven con un peso a cuestas y que requieren urgente de un apoyo para superarlo. Adultos también que han vivido en entornos violentos desde la niñez y que sienten que no hay otro camino para resolver sus vidas. Normas culturales que validan la violencia, que reconocen a una parte superior a la otra y que pueden explicar tanto la violencia contra la mujer como el maltrato infantil (Ukaid, 2017). Hasta antes de la pandemia, 62% de los padres, madres o cuidadores reconocían utilizar métodos violentos de disciplina (Unicef, 2017).
La violencia intrafamiliar es un fenómeno complejo con muchas causas y efectos. Diversos factores sociales, culturales y psicológicos, deben analizarse desde su inicio temprano en la niñez, pues contribuyen a la perpetuación de la violencia. Y es que ésta, puede manifestarse de varias maneras, no solo física, sino también verbal, psicológica, sexual o económica. Lamentablemente, los niños en muchos casos son testigos directos o indirectos, o eventuales víctimas de los abusos de sus padres o cuidadores al interior del hogar.
Cuando la violencia se reconoce como un medio, los niños pueden internalizar estos patrones de comportamiento y replicarlos en sus propias relaciones, la agresión se considera una forma aceptable de resolver conflictos o imponer autoridad. Los factores que contribuyen a la violencia intrafamiliar incluyen la desigualdad y la discriminación hacia las mujeres, característico en sociedades donde se mantienen estereotipos y se asignan roles rígidos. En el caso de la violencia en la niñez, los niños que crecieron en un entorno violento tienen más probabilidades de convertirse en víctimas o agresores en el futuro. La exposición a la violencia constante puede causar traumas emocionales y dificultades en el desarrollo psicológico y psicosocial de los niños, derivando en un incremento en la probabilidad de reproducir patrones de violencia en su vida adulta. Asimismo, dificulta la capacidad para establecer relaciones saludables a largo plazo.
Es esencial abordar la violencia intrafamiliar desde un enfoque integral, que incluya estrategias de prevención, atención y rehabilitación. Esto implica educar en valores de respeto y no violencia, brindar apoyo psicológico a las víctimas y garantizar la aplicación de leyes que sancionen de manera efectiva la violencia. Es importante que los hechos conocidos estos últimos días nos permitan visibilizar el efecto de la violencia en la infancia y preocuparnos de evitar que derive en consecuencias negativas durante la adultez.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado