Antártica con colores latinoamericanos

Entre todas las reuniones internacionales relacionadas con el Continente Blanco, hay una que es particularmente relevante en el ámbito regional, porque pone de manifiesto la potencia de la Cooperación Sur-Sur. Me refiero a la Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos (Rapal), que acaba de concluir su versión 36ª en Punta Arenas, entre el 22 y 25 de septiembre pasado.

Rapal reúne a los programas de Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay, a los que se suman en calidad de observadores Colombia y Venezuela (este último que se excusó de asistir en esta ocasión). Su foco está en la coordinación de acciones conjuntas en materia logística, de protección ambiental y científica.

La discusión fue fructífera y se acordaron por unanimidad siete recomendaciones, a las que se les hará seguimiento en los próximos 12 meses hasta volver a reunirnos en Argentina, en una ciudad aún por definir. En primer lugar, se acordó sostener consultas informales previas a las reuniones antárticas relevantes, para el intercambio de información, puntos de vista y perfilar posiciones en temas de interés común.

Luego, los Estados parte manifestaron la posibilidad de apoyar a Chile en la mantención de la red de sensores del cambio climático instalados en la Antártica, para lo cual nuestro país deberá comunicar el detalle de las necesidades en este programa que ya suma 15 estaciones en operación.

En tercer lugar, Ecuador quedó a cargo de la coordinación de un grupo de trabajo sobre la observación de la acidificación oceánica. A su vez, Argentina coordinará la preparación de un proyecto regional para el estudio de microplásticos en el ambiente marino costero, apoyado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Un tema que ha adquirido notoriedad en la investigación polar es el de las especies invasoras, sobre todo en un contexto de calentamiento global y de graves alteraciones en los ecosistemas que solían ser estables, como los de altas latitudes. Por ello, se acordó diseñar un plan de monitoreo del insecto invasor Trichocera maculipennis, coordinado por Uruguay.

Que Chile es un país sísmico no es ninguna novedad, pero que esta característica se extiende hasta la península Antártica misma es menos conocida. De hecho, en el último tiempo ha habido una preocupante actividad telúrica en el Mar de Drake, con alertas de tsunami preventivas que, afortunadamente, han sido canceladas al descartarse riesgos para las bases que están en sectores costeros. En este sentido, se acordó que cada país revise sus sistemas de alerta temprana para avanzar hacia sistemas coordinados que protejan vidas humanas e infraestructura crítica.

Finalmente, los países de Rapal coincidieron en hacer esfuerzos para coordinar la presentación o reelección de candidaturas en los diversos foros e instancias antárticas. Como bien dijo la ministra (s) de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente, presente en la ceremonia de clausura de la Raral, "esta instancia regional es relevante para la coordinación en materia antártica, permitiendo avanzar en la colaboración científica y logística entre nuestros países".

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