Cada día 26 de julio, en la República de Cuba se celebra, se conmemora y se recuerda la gesta de aquel día de 1953, en que un grupo de combatientes revolucionarios encabezados por Fidel Castro Ruz atacó los Cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Fue una trágica incursión militar, derrotada y fracasada, pero sí marcó un punto de inflexión definitivo en la historia isleña del siglo XX. Después se transformaría en victoria, al tener esos combatientes "un programa, un ideal y una disposición a llevarlo hasta las últimas consecuencias", como lo recordara el presidente Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez en su discurso en clausura del quinto período ordinario de sesiones de la décima legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el 18 de julio de 2025.
En notas escritas para Prensa Latina, en julio de 2020, recordé que el total de 158 combatientes armados "no lograron ese objetivo estratégico y previsto para así poder avanzar al derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista Zaldívar, quien había asumido nuevamente el poder el 10 de marzo de 1952 a través de un golpe de Estado, con el consabido apoyo norteamericano". Es dable destacar, y nunca olvidar en estos tiempos, "la participación como combatientes de dos grandes heroínas, Haydée Santamaría Cuadrado ("Yeyé") y Melba Hernández Rodríguez del Rey. Ellas después serían muy activas, consecuentes, destacadas y notables revolucionarias en sus relevantes funciones, en distintas esferas, hasta el día de sus respectivas partidas, el 28 de julio de 1980 y el 9 de marzo de 2014."
Cuba y el pueblo cubano, junto con el mundo solidario con la Revolución Cubana, siguen así celebrando esta efeméride, de cardinal significación estratégica, política y revolucionaria, a pesar de "su resultado de 48 muertos y 29 heridos entre humildes cubanos del pueblo, más la muerte de ocho rebeldes y de 61 revolucionarios que, hechos prisioneros, fueron torturados y ejecutados por esbirros de la dictadura". La acción fue trágica, "pero aleccionadora en su proyección, para el temple de todos los cubanos y las cubanas que decidieron continuar germinando, luchando y sembrando, hasta alcanzar la victoria de la Revolución Cubana".
Ciertamente, cada 26 de julio se rinden los honores legítimos a los mártires de aquella épica tentativa, como parte de la memoria histórica de un pueblo combatiente e indomable. Los nombres de ellos son y serán imperecederos en la historiografía cubana, nacional y popular. Fidel Castro Ruz y otros y otras, todos hechos prisioneros, no solo recuperaron su libertad personal saliendo de las cárceles, simbolizado en el 15 de mayo de 1955, sino que, como bien sabemos, ya fueron absueltos por la historia. Y el general de Ejército Raúl Castro Ruz y otros, aún activos, siguen siendo ejemplificadores, para nuevas generaciones de jóvenes cubanos, nacidos después de 1959, en la Revolución Cubana. Acertadamente, desde el mismo año 1959, el 26 de julio, sería denominado como Día de la Rebeldía Nacional. Situados en el año 2025, con todo el decurso histórico, habiendo tenido siempre intentos contrarrevolucionarios, particularmente desde el exterior, con claros propósitos desestabilizadores, en los 66 años de Revolución, ahora ya son desafiantes días para la dignidad y soberanía cubanas, en la hora presente de las luchas populares y de sus dirigentes, a todo nivel, y de su Partido Comunista, como "vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo", establecido al más alto rango constitucional, a través del Artículo 5 de su Constitución vigente.
Mi anterior afirmación se refuerza con la reciente nueva arremetida estadounidense, la administración Trump y su secretario de Estado. Se trata del "National Security Presidential Memorandum/NSPM-5. Presidential Memoranda", del 30 de junio de 2025, que, es un criminal y brutal recrudecimiento del "bloqueo económico, comercial y financiero", condenado y rechazado, por abrumadoras mayorías, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, desde 1992, siendo la última ocasión el 30 de octubre de 2024, con 187 votos a favor, solo 2 votos en contra (¡Estados Unidos e Israel!), y 1 abstención, de Moldavia.
Este documento es una reedición actualizada y agudizada de aquel "Memorando Presidencial de Seguridad Nacional N° 5" del 16 de junio de 2017, durante el primer mandato de Donald J. Trump. Son nuevos y reiterados intentos por doblegar la incansable capacidad resistente del pueblo cubano y la responsabilidad de sus dirigentes, soñando con estallidos sociales desestabilizadores, promovidos a la distancia, sin excluir la opción de la violencia. Los efectos de este bloqueo, y sus medidas anteriores y nuevas, todas vigentes, son, en gran parte, la causa, con sus consecuencias cotidianas, del conjunto de las precariedades y las problemáticas en aprovisionamiento, consumo, funcionamiento de la matriz eléctrica y energética desgastada, suministros médicos fundamentales, suministros de combustibles, obstaculización para remesas y para el turismo, entre otras, que sufre el pueblo cubano; junto a medidas contra terceros países por aceptar servicios médicos cubanos para atender sus propias poblaciones.
El presidente Díaz-Canel Bermúdez interviniendo en la Comisión de Atención a la Juventud, Niñez y Derechos de la Igualdad de la Mujer, durante el 5° período ordinario de sesiones de la Xª legislatura de la ANPP, el 15 de julio de 2025, afirmó que: "No se defiende a la revolución cuando ocultamos los problemas que tenemos", como el caso de "personas en situación de calle o con comportamientos deambulantes". "La revolución no quiere que este tipo de problemas exista, pero la revolución reconoce que hay causas que han provocado ese tipo de problemáticas, y entonces la revolución tiene que, sí lo ha reconocido, proyectar cómo vamos a solucionarlas. Sabiendo que es una lucha prolongada, que exige tiempo y esfuerzo. Tenemos que trabajar entre todos, transversalmente, en múltiples ámbitos de la sociedad (...) pero no podemos descalificar ni absolutizar criterios que no se corresponden con la realidad" y "si existen esas manifestaciones. No sentimos vergüenza en reconocerlo. Existen, pero las atendemos. Sentimos por las personas que viven esa situación. Tenemos la voluntad de superarla. Tenemos la voluntad de transformarla, porque, de lo contrario, no seríamos revolucionarios. Nosotros nunca podemos perder de vista el humanismo y dentro de ese humanismo nunca podemos perder de vista todo lo que tenemos que hacer por preservar la dignidad de nuestro pueblo". E hizo un firme llamado de atención: "Somos servidores públicos, diputados que representamos al pueblo, y no podemos actuar con soberbia ni prepotencia, desconectados de las realidades que vivimos".
Ciertamente, el 26 de julio de 1953 debe seguir conmemorándose y recordándose, incluso como cardinal pedagogía política para las nuevas generaciones nacidas con posterioridad al 1959, e ilustrada significación para una solidaridad de contenidos con la Revolución Cubana, desde un análisis político riguroso y con seguimiento de los hechos, por complejos que sean.
Y obviamente, junto a la muy extendida solidaridad de banderas, que se siguen agitando, en todas las efemérides de la Revolución Cubana, en los más impensados rincones del planeta y de unos pueblos distantes, pero que, a pesar de ser, incluso, de sistemas sociales y políticos diferentes, sostienen una correcta aplicación del principio de no intervención en los asuntos internos y respetando la autodeterminación del pueblo cubano, se insertan en un renovado internacionalismo, en un mundo multipolar en plena edificación, con algunos fundamentos que debieran ser irreversibles, para avanzar hacia la paz y la seguridad indivisible para todos.
Así, este 72 aniversario del 26 de julio recuerda a los mártires del 1953, y piensa en actuales ciudadanos cubanos que luchan cotidianamente -aun en medio de sus pesares y restricciones, a veces, humana y seguramente, casi agobiantes-, por la ya firme preservación intransable de sus dignidad y soberanía, como pueblo y como patria martiana; junto a unos dirigentes que, siempre, deben ser coherentes, consecuentes, humanistas, incorruptibles, intachables, probos, responsables y sensibles: ergo, auténticos comunistas cubanos revolucionarios.
Es más, de ninguna manera debe darse cabida a la manipulación de los dolores y penurias del pueblo cubano, sino que siempre habrá que denunciar su causa principal: el bloqueo criminal. Por ello, a no confundirse y/o engañarse, al respecto, por ejemplo, ante una llamativa nueva directiva firmada por ese secretario de Estado, Marco A. Rubio, enviada a través de un cable interno del Departamento de Estado, clasificada como "sensible", a todos sus diplomáticos en el mundo ("Trump administration tells US diplomats abroad not opine on foreign elections": Reuters. July 17, 2025 07:58 PM GMT-4). En algunas instrucciones se precisa que: "Los mensajes deben evitar opinar de un proceso electoral, su legitimidad o los valores democráticos del país en cuestión". Y, si se comenta una elección extranjera, "nuestro mensaje debe ser breve, centrado en felicitar al candidato ganador y, cuando proceda, señalar intereses de política exterior compartidas".
Esta directiva "sensible" es una cínica contradicción con todo un historial de indesmentible injerencismo e intervencionismos norteamericanos estadounidenses, no solo en lo electoral-político de otros países, mediante opiniones verbales, sino que, con sus acciones abiertas, descaradas o encubiertas, incluyendo las con incursiones militares, en más de dos siglos y, en especial, en nuestra región latinoamericana y caribeña, desde el 2 de diciembre de 1823. ¿Un nuevo "contrabando ideológico", como el que Cuba es un "país patrocinador del terrorismo"?
Estoy cierto que, tratándose de Cuba, no habrá cabida a embustes, engaños, ingenuidades y/o tentaciones, más aún, cuando ya recientemente su ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, ratificara claramente que "la política exterior tiene en nuestro pueblo a su principal protagonista", siendo congruente continuidad de su fortaleza fidelista de principios. Así, la Revolución Cubana es una viva advertencia, al respecto, comenzada a gestarse desde el 26 de julio de 1953, y aun plenamente actual y vigente en esta tercera década del siglo XXI.
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