El 7 de octubre de 2023 se produjo un importante ataque del movimiento islamista Hamás en contra de territorio israelí, el que implicó el lanzamiento de miles de cohetes, secuestros y toma de rehenes. Esta operación, sin precedentes por la violencia y crueldad de los actos, ocurrió en momentos en que existía una fuerte división política en Israel debido a las pretensiones del gobierno de Netanyahu de impulsar una reforma judicial.
Hacia fines de diciembre de 2022, luego de estar alrededor de un año en la oposición, Netanyahu volvió al cargo de primer ministro, constituyendo un gobierno de coalición, considerado el más nacionalista de la historia, con la pretensión de llevar a cabo una reforma judicial que implicaba menos atribuciones al poder judicial.
Su coalición fue integrada con tres grandes bloques: la derecha y extrema derecha, el sionismo religioso, y la ultraortodoxia antisionista. La derecha, conformada por el Likud, partido del premier Netanyahu, es el principal partido político. Lo acompaña en la coalición Otzmá Yehudit (Poder Judío), del controvertido ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, quien ha enfrentado cargos por incitar al odio en contra de ciudadanos árabes. Se lo considera admirador del Partido Kach, un grupo sionista religioso radical que existió en Israel en la década de 1980 y que fue ilegalizado debido a su programa de odio.
Un segundo bloque corresponde al sionismo religioso, con dos partidos: el Partido Sionista Religioso, que considera la creación del Estado de Israel como parte de un proceso mesiánico; y Noam (del hebreo "agrado"), que tiene como una de sus principales plataformas electorales oponerse a las políticas a favor del colectivo LGTBQ. El tercer bloque es el conformado por la ultraortodoxia antisionista, con dos partidos: Shas y Judaísmo Unido de la Tora. El primero de ellos representa a los sefardíes ultraortodoxos, en tanto que el segundo representa a los askenazíes.
Los ataques llevados a cabo por Hamás en octubre de 2023 impactaron fuertemente a la sociedad israelí y también la política israelí. Como resultado, se formó un gobierno de emergencia, conducido por Netanyahu, al que se unió Benny Gantz, líder del partido de oposición centrista Kajol Laván (Azul y Blanco), un exgeneral y ministro de Defensa, firme opositor de la reforma judicial impulsada por el premier.
Las pretensiones del líder del Likud apuntaban a la constitución de un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, Yair Lapid, dirigente del principal partido de la oposición Yesh Atid (Hay Futuro), se negó a ingresar a esta coalición, señalando que era necesario "sacar a los extremistas del gobierno de extremistas". Lapid apuntó a que el nuevo gobierno no podría funcionar, puesto que en lugar de un gabinete habría dos gabinetes enfrentados, pidiendo expresamente la renuncia de Bezalel Smotrich, quien conduce el sionismo religioso, y el ya nombrado Itamar Ben Gvir.
Posteriormente, a mediados de noviembre el líder opositor señaló que Netanyahu debía renunciar, debido a su mal manejo en la guerra contra Hamás y a que el gobierno no estaba funcionando. El dirigente agregó que estaba dispuesto a crear un gobierno de unidad nacional, que incluyese al Likud, a los partidos ultraortodoxos, al partido Kajol Lavan, pero no bajo la conducción de Netanyahu.
La negativa de Lapid es una muestra de que siguen persistiendo fuertes disensos en la sociedad y la política israelíes, a pesar de la guerra iniciada entre Israel y Hamás. En una encuesta realizada a israelíes judíos a mediados de octubre por Dialog Center, una gran mayoría de los entrevistados -el 86%- culpó al gobierno por la masacre de Hamás. Un porcentaje todavía mayor, esto es 94%, manifestó que el gobierno tenía responsabilidad por la falta de seguridad que condujo a esta operación. Además, una mayoría de 56% expresó que Netanyahu debía renunciar, en tanto que 52% opinó que también debía dimitir el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
El tema de los rehenes ha sido también una fuente de división en la sociedad israelí. Numerosas personas que muestran un apoyo a su liberación han participado en protestas en contra del primer ministro, con pancartas que dicen "Bibi, anda a la cárcel", "renuncia", "hay sangre en tus manos".
El 21 de noviembre se anunció un cese al fuego por cuatro días, el que contemplaría la liberación de 40 niños y 13 mujeres mantenidos como rehenes por Hamás. Este cese al fuego sería resultado de la mediación coordinada de Turquía y Qatar. Más allá de este tema, se muestra que las divisiones existentes en la sociedad israelí previo a la guerra siguen persistiendo, con la posibilidad de que se profundicen, dependiendo del curso que tome el actual conflicto.
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