El hijo mimado y mal criado de Occidente ha encendido la pradera con una agresión sobre Irán, mejor conocido por la manipuladora media social de occidente como "ataque preventivo". Ese tipo de agresión no consigue ninguna fuente de legitimidad a los ojos del difunto derecho internacional contemporáneo. Por cierto, son varios los actores internacionales que han aportado al fin del régimen internacional, pero no debemos restar mérito a Israel como uno de los actores principales en dicho cometido. Las razones de Estado de Israel han contado con el aval de potencias occidentales que en el tiempo han desarrollado una suerte de amnesia respecto a los principios de la democracia y cimientos de la paz.
Las perspectivas del business, geopolíticas (intereses globales), y las influencias en los espacios de toma de decisión (congresos), en medios de comunicación e industria de la defensa, son una de las causas de la dinámica que ha permito el triunfo de la impunidad por sobre la estabilidad y paz.
En efecto, Israel ha acelerado su intención de avanzar en la construcción de un hogar nacional sobre toda Palestina y más allá, intentando expulsar a la población de Gaza de su territorio y anexar sin más vacilaciones toda Cisjordania, pero en dicha acción la imagen internacional -incluso en el adormecido Occidente- comenzó a ser rechazada.
En efecto, algunas potencias occidentales que habían olvidado la situación de la Palestina ocupada hace décadas, estaban incomodándose ante sus electores tras el envío de armas que en los hechos avala la limpieza étnica en Palestina. También se distanciaron de los posibles réditos económicos del futuro resort comprometido por el presidente Trump en las costas de Franja de Gaza. Una cosa era callar por la ocupación, pero otra era apoyar una limpieza étnica de manera explícita.
Las más de 55 mil almas asesinadas hasta el momento en Gaza estaban mermando la narrativa israelí. Por lo tanto, la estrategia en curso sería alinear nuevamente sus intereses con actores occidentales y regionales por medio de un conflicto militar con Irán, acción que permitiría centrar la mirada en la estabilidad mundial consiguiendo con ello relativizar la situación dramática de los habitantes de Gaza y la anexión de Cisjordania. Esto en momentos en que está por iniciarse una conferencia en Nueva York (17 de junio) por la situación en Palestina convocada por Francia y Arabia Saudita, quienes han planteado la solución de dos Estados.
La lógica de un ataque preventivo frente al supuesto uso de armamento nuclear sobre Israel tiene la misma coherencia que asesinar a más de 55.000 personas (entre ellas unas 20 mil menos de de edad) para extirpar a Hamas; o sostener que se pretende la liberalización de rehenes por medio del lanzamiento de misiles de manera destemplada y desproporcionados sobre territorios en que se encuentran los propios israelíes secuestrados.
La impunidad con que ha gozado Israel por décadas (demostrada en la inoponibilidad de centenares de resoluciones del sistema de Naciones Unidas) nos permite comprender las causas que nos han llevado a poner en vilo a toda la humanidad. Israel es capaz de condicionar la política exterior de los Estados Unidos y está intentando arrastrarlo hacia el conflicto. Si lo consigue (lo cual es posible), Irán hará valer los acuerdos políticos con Rusia y China, llevando la tozudez, sueños megalómanos, las visiones mesiánicos de los gobernantes de Israel a un guerra sin vuelta atrás y cuyos costos aún no podemos dimensionar con precisión.
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