Se acabó el anhelo de la justicia e igualdad entre los pueblos. El poderoso en el mundo actual no busca proteger al débil al alero de un derecho internacional seguro y consolidado, todo ello pareciera una mirada del pasado, que aunque reciente, pareciera muy lejano.
En la actualidad no se debe argumentar demasiado para abandonar el multilateralismo y conducir las negociaciones hacia las amenazas del uso de fuerza. La diplomacia está siendo rodeada por los halcones y los tambores de guerra predicen nuevos conflictos cruentos en la escena internacional.
En efecto, cuando la característica principal de hoy es un desorden internacional que no reconoce los principios de la Carta de las Naciones Unidas por parte de las potencias centrales, y la política exterior de varios de ellos es difícil disociarla de la farándula y la corrupción, como en el caso estadounidense con la trama rusa, el fin de un ciclo político internacional se hace evidente.
En menos de año y medio, La Casa Blanca ha decidido salirse del tratado acerca del Cambio Climático, abandonó la UNESCO, desconoció el derecho internacional al reconocer Jerusalén como capital del Estado de Israel, bombardeó Siria sin mostrar prueba alguna respecto a las supuestas armas químicas que habría utilizado Bashar Al Assad en contra de la población civil, y ahora decide terminar su participación en el acuerdo con Irán (Pacto de Teherán).
La estrategia buscaría aumentar la tensión en la región, para desestabilizar al régimen de los Ayatolás. Esta acción termina con el camino iniciado en el 2015 por Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia, China, Irán y el propio Estados Unidos (encabezado por Obama), que buscó la manera de contener el programa atómico persa, a cambio de apoyo al desarrollo de ese país. El argumento principal para hacer aquello, ha sido sostener que el gobierno de Irán “le ha mentido al mundo”, y en consecuencia restableció las sanciones previas al 2015, e incluso añadió otras.
Por otro lado, los observadores de la Agencia Atómica de Naciones Unidas no concuerdan con lo que señala Washington, ya que han manifestado que Irán, y su gobierno moderado, sí ha acatado las restricciones de reducción del enriquecimiento de uranio para estar por debajo de lo necesario para fabricar una bomba, lo mismo mantiene Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China.
El escenario conformado pos salida de Estados Unidos del acuerdo, empujará a un rearme de la zona, incluso nuclear, empujando a las potencias y Estados regionales a radicalizar sus alianzas político – militares en la zona, levantando un escenario más propicio para la guerra.
¿Qué puede estar detrás de este rompimiento con el multilateralismo por parte de Estados Unidos? Entre las hipótesis de respuestas, la más plausible sería la implementación de la visión de la Casa Blanca que ha estado presente en el Pentágono durante última década, la que busca terminar con la amenaza de la media luna chiita que desafía los intereses de Estados Unidos y sus aliados en la zona.
Si asumimos esta interpretación, cobra sentido la actuación de Estados Unidos sobre Siria, y ahora la acción diplomática sobre Irán. En esta perspectiva, la diplomacia y el multilateralismo no son valorados por su capacidad de estabilizar la región. Hoy la lógica es de rompimiento de los equilibrios a través de acciones hostiles.
Por todo ello, el reciente triunfo de Hezbolá (chií) en el Líbano, sumado a la estabilización que el debilitado Al Assad está registrando en Siria (con apoyo ruso), y un Irán con presiones domésticas (crisis económica severa) y externas intentará legitimarse, probablemente, con una radicalización de su posición en contra de occidente e Israel.
La delicada situación política que se conforma en Medio Oriente, nos habla de un extravío respecto lo aprendido luego de las dos guerras mundiales. Parece que luego de un prolongado tiempo de prosperidad debido, fundamentalmente, a la ausencia de guerras de alianzas, podemos afirmar, como lo hizo Lucio Séneca, “Copia ciborum, subtilitas impeditur” ,Las comidas abundantes embotan la inteligencia.
Cabe recordar que Lucio fue el pensador que no pudo convencer a Nerón de transformarse en un déspota, quien finalmente llevó a Roma a la decadencia.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado