En 1967 tuve la oportunidad de conocer Europa. Habían transcurrido ya 22 años desde el fin de la II Guerra Mundial, y en los medios de transporte público de varios países aún existían espacios reservados para los mutilados de guerra, personas que en su gran mayoría ya superaban los 40 años de edad.
Si alguien piensa que en el mencionado conflicto bélico se agotó el catálogo de horrores que la humanidad ha presenciado, debería esperar el término del genocidio en Gaza (si es que no desaparece antes el pueblo palestino). Allí se encontrará con miles de civiles mutilados, pero ahora muchos de ellos serán niños. Y dado que Israel bombardeó todos los hospitales de la franja, la mayoría de las amputaciones debieron efectuarse sin anestesia.
La prohibición israelí del ingreso de periodistas a Gaza ha impedido hasta ahora que el mundo se entere a cabalidad de los horrores a que ha sido sometido su pueblo. Hasta ahora sólo tenemos el testimonio de Al Jazeera y de funcionarios de la ONU y de ONGs que operan en el lugar y de periodistas que se encontraban en Gaza al comenzar el ataque. Más de un centenar de ellos han muerto reporteando allí.
Sin embargo, llegará el día en que los periodistas podrán ingresar a Gaza y así atestiguar los resultados de la amenaza lanzada por un líder israelí tiempo atrás: "Devolveremos Gaza a la Edad de Piedra". Y también, de la más reciente de Netanyahu en octubre, con su referencia a Amalec, episodio bíblico en que los israelitas aniquilan a todos los amalecitas. A la vista de los resultados, dicha cita contenía una clara intención genocida
Y lo que podrán observar será apocalíptico: miles de niños y adultos mutilados y otros sobrevivientes, deambulando fantasmalmente por las calles, entre edificios arrasados por los bombardeos y después de haber sido sometidos durante semanas a la hambruna, la nueva arma de guerra israelí. Rescatistas buscando aún los miles de cadáveres que yacen bajo los escombros. Más de un millón de personas sin hogar. Hospitales y escuelas arrasados e infraestructura inutilizada. En resumen, un territorio totalmente en ruinas. Sí, muy cercano a la Edad de Piedra y muy cercano a Amalec y a la "solución final" del problema palestino.
En un libro de reciente lanzamiento, titulado "La barbarie de los civilizados", el académico Jaime Abedrapo analiza el comportamiento de las potencias occidentales e Israel, frente a aquellos pueblos que ellos consideran como inferiores. Las razones pueden ser su subdesarrollo económico, el color de la piel, su religión u otros factores. A muchos de ellos suele calificárselos como "incivilizados", lo cual les otorga ipso facto el derecho a hacer lo que les plazca con ellos. El ejemplo emblemático lo constituye la invasión de Irak por parte de EE.UU., basada en la grosera falsedad de las "armas de destrucción masiva", guerra que costó a Irak cerca de un millón de muertos.
En dicho contexto, el pueblo palestino ha resultado ser el más afectado, siendo sometido desde hace 75 años por la ocupación militar de una potencia "civilizada". Por lo tanto, no es de extrañar el apoyo recibido por Israel de parte de Occidente para perpetrar el genocidio en Gaza.
Sin embargo, cuando la prensa pueda ingresar a dicho territorio, el mundo deberá plantearse varias interrogantes, entre ellas: ¿Con qué fundamento se ha condenado a los palestinos, de hecho y a perpetuidad, a vivir bajo ocupación? ¿Es este el comportamiento que cabía esperar de parte de quienes se proclaman como custodios de la memoria de las víctimas del Holocausto? ¿Califica Israel como país civilizado?
En definitiva, así como el Holocausto puede ser considerado como el mayor genocidio del siglo XX, Gaza es hasta ahora, sin duda, el mayor genocidio del siglo XXI. Y con el agravante de que sus autores, en razón de su historia reciente, tenían plena conciencia del nivel de la barbarie que estaban perpetrando.
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