Los combatientes por la libertad estadounidenses, conocidos como los Patriotas, provenían de las Trece Colonias Americanas que se opusieron al dominio británico en el siglo XVIII, lo que condujo a la Revolución Americana (1775-1783). Su creciente descontento surgió de los tributos impuestos por los británicos, como la Ley del Timbre (1765) y la Ley del Té (1773).
Para 1775, las tensiones escalaron a un conflicto abierto con las batallas de Lexington y Concord, marcando el inicio de la Guerra Revolucionaria. Líderes como George Washington, Thomas Jefferson y John Adams movilizaron a las colonias en apoyo de la independencia, culminando con la firma de la Declaración de Independencia en 1776, que rompió formalmente los lazos con Gran Bretaña.
Los Patriotas, junto con las milicias locales y el Ejército Continental, lucharon contra las fuerzas británicas en batallas cruciales, incluida la victoria clave en Saratoga en 1777 y el decisivo sitio de Yorktown en 1781, donde el general británico Cornwallis se rindió. La guerra concluyó con el Tratado de París en 1783, en el cual Gran Bretaña reconoció la independencia estadounidense, marcando el fin del dominio británico y el nacimiento de los Estados Unidos.
Aunque los británicos veían a los Patriotas como rebeldes, criminales o insurgentes ilegales y terroristas; desde la perspectiva estadounidense eran vistos como combatientes por la libertad y revolucionarios, luchando por la independencia y el autogobierno.
Los palestinos han sido durante mucho tiempo los despojados, viviendo bajo la ocupación israelí durante más de 75 años, tras décadas de dominio británico y, antes de eso, el Imperio Turco Otomano por cuatro siglos. Durante generaciones han resistido y luchado por su libertad y el derecho a la autodeterminación, de manera similar a los combatientes por la libertad americanos que buscaban la Independencia para su propia nación.
Desde el 7 de octubre de 2023, la situación en Gaza y Cisjordania ha empeorado dramáticamente. Más de 42.000 civiles han sido asesinados, la mayoría mujeres, niños y ancianos, más de 104.000 fueron heridos y 12.000 están desaparecidos; y la destrucción de las ciudades, la estructura física, alcanza el 80% de las viviendas y edificios. Sufren la grave escasez de alimentos, agua, suministros médicos y servicios de salud a causa del bloqueo israelí de la ayuda humanitaria, utilizando el hambre y la inanición como arma de guerra, lo que constituye también el tipo penal del delito de genocidio, de acuerdo al Tratado Internacional de Prevención y Sanción del delito de Genocidio de 1949.
Los palestinos, sin importar dónde se encuentren, ya sea en Palestina o en la diáspora, son luchadores por la libertad. Están unidos en la resistencia contra la ocupación más larga de la historia moderna. Su resistencia adopta muchas formas: luchando, manteniéndose firmes en su tierra, defendiendo sus derechos y promoviendo la paz para lograr su legítima aspiración de establecer un Estado palestino independiente y soberano, en su tierra ancestral en conformidad a las resoluciones de Naciones Unidas y el Derecho Internacional.
Los palestinos siguen los pasos de los Patriotas americanos, quienes lucharon por su independencia y construyeron una nación basada en la igualdad, la libertad y la justicia. Así como primó la voluntad del pueblo estadounidense, la voluntad del pueblo palestino para lograr la autodeterminación y la independencia también prevalecerá al final.
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