"Chile o el asilo contra la opresión" Baldomero Lillo (1828)
Parece una cábala. No se trata de un numero cualquiera, es la aberración de quien detenta el poder absoluto en Nicaragua, corrompido absolutamente. Son personas, hombres y mujeres nicaragüenses, que fueron expulsados de su país, al destierro.
Acusados injustamente, por un gobierno dictatorial conformado por la pareja Daniel Ortega y Rosario Murillo los que, aferrados al gobierno, hacen y deshacen, sin escrúpulos en ese atormentado país centro americano. ¡Que salió del fuego para caer en las llamas!
El presidente chileno Gabriel Boric, acertada y oportunamente, les ofreció a todos y todas, "asilo contra la opresión", nacionalidad y estadía. Declarando una vez más su total rechazo al régimen comunista que viola reiteradamente los DDHH, de sus compatriotas, a los cuales tiene que servir y no servirse de ellos.
Persigue a los opositores, encarcela a quienes osan pensar distinto, destruyendo las mínimas bases de la convivencia democrática, convirtiéndose el y su mujer en un despiadado todopoderoso y absolutista gobernante. El nepotismo en su máxima expresión.
Es difícil compartir la columna de la ministra de RREE, Antonia Urrejola, ya que no hay nada que celebrar: el destierro a cambio de la libertad, "El exilio es otra forma de tortura permanente", más aún cuando los cargos imputados son totalmente falsos.
El Congreso Nacional de Nicaragua, bajo control del poderoso, dictó una ley en tiempo récord, quitándole la nacionalidad y sus derechos civiles y políticos de por vida, a los inculpados De la noche a la mañana, convertidos en apátridas, sin que sus familiares cercanos pudieran despedirlos, menos salir del país, reteniéndoles sus pasaportes, así los mantiene intimidado en el terror.
Otros 94 nicaragüenses fueron despojados (as) de su nacionalidad, trapearon con sus derechos de vivir en la tierra de sus ancestros, se burlan de las apelaciones judiciales presentadas. Existen sobre trecientos casos de asesinatos en el marco de las protestas sociales, las que duermen el sueño eterno. Solo por exigir democracia, paz y libertad.
Aun la justicia ciega y sorda no realiza ninguna investigación para ubicar a los agentes cómplices responsables del estado, amparados por la arbitrariedad policial. Un régimen de horror que caracteriza a los dictadores de todo mundo, cualquiera sea su ideología. Por sus nefastos hechos lo conoceréis. Mienten, mienten que algo queda, en la retina de un pueblo oprimido
Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y Esteli, se negó a subirse al avión del destierro que los llevaría a los EEUU. Prefirió quedarse en su patria, la nación de Rubén Darío, el insigne poeta, de la américa morena, amigo entrañable de Chile. Un espurio Tribunal de In-justicia, lo condenó a 26 años de prisión, bajo los cargos de menoscabo a la soberanía nacional, y difusión de noticias falsas, sin tener derecho a defensa alguna. La sola imputación cae por su propio peso.
La misma persecución que sufrió el cardenal Raúl Silva Henríquez, durante la dictadura de ultraderecha de 17 años de Augusto Pinochet. Creando la Vicaria de la Solidaridad, para defender a los perseguidos, sin distingo alguno, sean estos de pensamiento político de izquierda o no.
Cincuenta años se cumplirán el próximo 11 de septiembre del Golpe militar que violó sistemáticamente la vida de los y las chilenas, sin piedad alguna.
La misión de la Iglesia Católica de aquellos funestos días fue valorar la persona humana, ante todo, como hijos de Dios, a su imagen y semejanza: por tanto, merecen el máximo respeto
España abre sus puertas a los perseguidos. Ellos también sufrieron el destierro de miles de compatriotas, durante la guerra civil que azotó la nación hispana. El cónsul acreditado Pablo Neruda, en Madrid, arrendó el barco Winnipeg, para traer a Chile a más de 2.000 refugiados, cumpliendo las órdenes del presidente Pedro Aguirre Cerda, dar asilo a quien en justicia lo requiera.
México y Argentina ofrecen asilo y nacionalidad, trabajo y estadía, cuanto sea necesario. Nada de ambigüedades. Se está o no, en toda circunstancia con la defensa irrestricta de los derechos humanos. El resto son palabras o actitudes, que se las lleva el viento. Es por ello que debe manifestarse, la OEA, la ONU, y la CIDH, deben moralmente parar este escándalo internacional. ¿Si no para que están?
A los 222 desterrados se les abre una oportunidad de vida. Su deber con su Patria y sus compatriotas oprimidos es unirse, en un solo y gran objetivo. Luchar junto a todos y todas, para que vuelva a brillar el sol de la esperanza, en que vendrán días mejores. Así sea.
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