"Tienen una hora para evacuar el edificio, ya que posteriormente será bombardeado". De este tenor o parecido fue el mensaje que recibieron de parte del ejército israelí las agencias informativas instaladas en un edificio en Gaza. Un ultimátum que fue toda una novedad para los periodistas destacados en la zona, no así para los palestinos de Gaza, los que desde 2006 sufren periódicamente este tipo de amenazas y su consiguiente materialización, con su secuela de miles de muertos, heridos, mutilados y destrucción material.
El Estado de Israel, ocupante de Palestina, tiene siempre la gentileza de notificar de sus bombardeos para que, supuestamente, los afectados se pongan a salvo. Pero hay un pequeño problema: Gaza es la población con mayor densidad en el mundo, por lo tanto no hay dónde refugiarse de ataques de esa naturaleza. Sin embargo, ese detalle no es de la incumbencia del "ejército más moral del mundo", ya que quienes perecerán serán árabes-palestinos, una etnia que para el sionismo no alcanza a calificar como perteneciente al género humano: Sus acciones durante 73 años de ocupación de Palestina y las odiosas comparaciones de diversos ex jerarcas israelíes, asimilando a los palestinos con diversas categorías zoológicas, avalan esta afirmación.
Mientras esta masacre se lleva a cabo surge el eterno argumento: "Israel tiene derecho a defenderse". Increíble y obsceno. ¡La potencia ocupante defendiéndose del pueblo bajo ocupación! Sin embargo, son varios los gobiernos y medios de comunicación que repiten dicho argumento, sin reparar en el sinsentido de lo que están afirmando. En este aspecto, la propaganda sionista se ha anotado un éxito que supera por lejos los logros de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich.
Pero veamos el porqué de la rebelión de Gaza, donde viven refugiados palestinos expulsados de su tierra por Israel en 1948, 1967 y años posteriores. Desde 2006 este enclave palestino (365 km2) ha sido objeto de bloqueo por aire, mar y tierra por parte de Israel, bajo el pretexto de que Hamas es un movimiento terrorista. Esto ha provocado la desnutrición de su población de casi 2 millones de habitantes y 50% de cesantía. Su único aeropuerto fue destruido por Israel, cuenta con menos de 5 horas de electricidad al día y gran parte de la población no tiene agua potable. Por esto, las condiciones de vida son muy semejantes a las de los campos de concentración alemanes de la II Guerra Mundial. Eso sí, no hay cámaras de gas, pero los bombardeos israelíes se encargan periódicamente de "reducir" el número de habitantes. En resumen, Israel ha convertido a Gaza en el campo de concentración más gigantesco de la historia.
Ahora bien, frente a este escenario en Gaza, sumado a la eterna ocupación militar de Cisjordania, a la colonización ilegal de más tierras palestinas (crimen de guerra) y, en los últimos días, al intento de repetir por enésima vez desde 1948 la amenaza de expulsión de sus hogares a palestinos en Jerusalén ¿Qué camino queda para el pueblo ocupado sino la rebelión? Porque a este pueblo le han sido cerradas todas las vías pacíficas que ofrece el Derecho. Israel se ha negado con pertinacia a cumplir con las resoluciones de la ONU que establecen el derecho a retorno de los refugiados a la tierra que les pertenece, el retiro de su ejército a las fronteras anteriores a junio de 1967 y el cese de la colonización. En tales circunstancias, la rebelión palestina es absolutamente legítima frente al Derecho Internacional.
Sin embargo, Israel y sus aliados califican como terrorismo la forma de combatir de Hamas, el cual utiliza armas cuasi artesanales para enfrentar al armamento de última generación que posee el ocupante. Al respecto, cabe recordar cuál ha sido el resultado para los palestinos cuando Hamas ha organizado una resistencia pacífica a la ocupación. Como ejemplo, relato lo ocurrido entre abril y mayo de 2018, durante la Gran Marcha del Retorno hacia la frontera entre Gaza e Israel. Miles de civiles desarmados, incluidas mujeres y niños, intentaron hacer realidad su derecho al retorno consagrado en resoluciones de la ONU, pero fueron recibidos a balazos por francotiradores del ejército israelí, con el resultado de 118 muertos y 13 mil heridos, muchos de los cuales quedaron en condición de minusválidos.
Ante episodios como el señalado, los palestinos prefirieron replicar el probable discernimiento de los judíos que se alzaron contra la ocupación alemana en el gueto de Varsovia, en mayo de 1943: "Si de todas maneras vamos a morir, será mejor hacerlo con las armas en la mano". Es el desprecio de la potencia ocupante por el Derecho, el que ha dejado sin más opciones a los palestinos.
Si Israel realmente desea la paz y proyectar la imagen de un Estado genuinamente magnánimo, el camino está señalado desde hace décadas: Cumplir con el Derecho Internacional poniendo fin a la ocupación militar, desalojando sus colonias ilegales y permitiendo el retorno de los refugiados palestinos a su tierra. Y también debe tener muy presente que jamás podrá vivir en paz mientras no se le haga justicia al pueblo palestino.
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