¿Opinará Trump sobre la elección presidencial de Chile?

Se ha transformado en una costumbre que el presidente de EE.UU., Donald Trump, opine sobre política interna de otros países y sus respectivas elecciones, entre ellas las presidenciales. Por otro lado, Trump ha omitido réplica a las referencias realizadas por el Presidente Boric, en discursos y entrevistas, sobre él y su comportamiento. Al menos, en temas y países de intereses de Trump, es casi probabilidad uno que no solo emita declaraciones pintorescas, sino que lo haga como una amenaza creíble, que afecta a personas, políticos y empresarios.

Luego, pueden existir tres opciones para este posible silencio: i) le interesa poco lo que pase en y con Chile; ii) que mantenga una actitud respetuosa y no intervencionista o iii) que al ser un tipo bastante hábil, lo hará cuando crea que sea el mejor momento para influir, en lo que él considere lo apropiado para sus propios intereses o de quienes considere sus cercanos, al menos, ideológicamente (aunque eso también es discutible porque a la larga, esa ideología muta a su conveniencia).

La evidencia es que no siempre le va bien a Donald cuando hace su apuesta electoral, recientemente perdió con el alcalde Mamdani en Nueva York y, en la elección de Honduras, su opiniones se diluyeron en un opaco proceso electoral, que al parecer, se ha vuelto común en algunos países caribeños (Venezuela por delante). En el caso de Argentina, si bien, no fue una elección presidencial, se podría decir que el intervencionismo fue flagrante y dejó muy mal parada la soberanía de nuestros vecinos, siempre caracterizados por su robusto orgullo nacional y no solo por lo concerniente al fútbol.

Entonces, Trump tendría pocos días para actuar: Si apoya a uno de los candidatos (es relativamente obvio a quien) podría ser contraproducente, perjudicar y desatar una ola de apoyo chovinista a favor de la opción contraria. Si no lo hace, podría perder el momento oportuno para responder al Presidente Boric, devolver la mano y tratar de insuflar más viento hipercapitalista al que actualmente ya refresca parte de Latinoamérica.

Sin embargo, también es posible que nada de esto sea tema y, su silencio sea evidencia real de los rumores de una posible fatiga presidencial, por la cual estaría pasando Trump (lo señaló hace días el medio americano The New York Times).

Lo adecuado, en mi opinión, es que el posible hombre más poderoso del mundo, aplique la regla pragmática y diplomática de no intervención en temas que son propios de un país independiente y soberano, aplicando el coloquial "is not my business"("no es asunto mío"). De no hacerlo, ambas candidaturas podrán ver efectos, provocando resultados no esperados y que podrían, eventualmente, determinar esta elección y sin beneficios económicos para Trump.

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