Sócrates, considerado uno de los padres del pensamiento occidental, bebería nuevamente la cicuta (veneno) al observar el equívoco que entrañaban sus ideas. Creyó y argumentó que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal.
Han pasado 25 siglos y sus ideas han inspirado a muchos, pero la evidencia nos ha demostrado que actualmente Occidente tiende a la hipocresía y su prototipo parece ser el de los sofistas, quienes argumentan prescindiendo de la verdad y la justicia. El estilo de vida que se impone en las "polis" contemporáneas no reconoce la virtud como un ideal. Todo se ha relativizado según los intereses corporativos, mientras que la administración del miedo es la mejor estrategia para gobernar.
Llevamos 10 años incrementando desbocadamente el gasto armamentístico y roto los acuerdos nucleares. Los halcones, generalmente parte de los consorcios de armas, por fin se sienten a salvo del legado de Sócrates. En efecto, no hay concesiones a idealistas que hablan de racionalidad, ética y virtudes, por lo tanto, no existe un mejor escenario para el rentable negocio de la guerra.
El informe de Sipri 2023 nos revela las tendencias de la maquinaria de terror que estamos sembrando en tiempo de tempestades, con guerra en Europa y genocidios en curso en Palestina. Sin embargo, no parece suficiente, y diferentes actores se preparan para más conflictos cruentos en diferentes latitudes.
Estados Unidos y sus aliados de Occidente, China y Rusia han aumentado enormemente su gasto militar. En la última medición de Sipri se observó que dicha dinámica arrastró a países de África, Medio Oriente, Europa, Asia y Oceanía y toda América.
Por cierto, este negocio de armas beneficia a la industria situada en países ricos y hace evaporar recursos que podrían ser destinados a superar el hambre o brindar más educación y salud a sus pueblos, sin embargo, Sócrates ha muerto, y no estamos para juicios de valor.
La OTAN (de 31 miembros) encabeza por lejos el aumento de gasto en armas a nivel mundial, llegando a incrementar los porcentajes de sus presupuestos sobre el exhibido en tiempos de la Guerra Fría. Los miembros del bloque Occidental lo justifican por la amenaza militar de Rusia y la emergencia de China que les disputa el poder mundial en todos los frentes. Sin embargo, olvidan que el Occidente sofista renegó de la diplomacia y la justicia desde que se sintió como la única alternativa tras el fin de la Guerra Fría. Con arrogancia administró el miedo. Rusia asumió el mismo patrón de conducta desde inicios de siglo tras el sueño zarista, encendiendo la dinámica que hoy nos abren las puertas de la aniquilación asegurada.
No sé si tenemos tiempo de releer a Sócrates, pero vale la pena intentarlo.
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