En 1977, las Naciones Unidas instauraron el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, reconociendo que la cuestión de Palestina seguía sin resolverse y que la comunidad internacional tenía una responsabilidad hacia un pueblo al que se le han negado derechos fundamentales. Cuarenta y ocho años después, en 2025, esta conmemoración adquiere aún más relevancia. La devastación en Gaza desde 2023, la expansión de los asentamientos en Cisjordania y las reiteradas advertencias de organismos de la ONU y organizaciones humanitarias han devuelto la causa palestina al centro de la conciencia mundial. Este aniversario no es simplemente una fecha en el calendario; es un recordatorio de que la solidaridad no es simbólica ni opcional, sino una exigencia de responsabilidad, valentía política y un renovado compromiso internacional con la justicia y el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Setenta y siete años después de la Nakba palestina, 58 años de ocupación colonial y tras más de dos años consecutivos de una agresión militar incesante, genocida y devastadora contra Gaza, Palestina continúa sumida en una profunda devastación y en una injusticia aún sin resolver. Este año 2025 tiene un peso distinto a cualquier otro. La urgencia es mayor, los riesgos más altos y el panorama político más revelador.
En el año 2025, durante el septuagésimo noveno período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se lanzó la Declaración de Nueva York bajo el liderazgo de Arabia Saudita y Francia, con un amplio respaldo árabe e internacional. La conferencia concluyó con 10 nuevos reconocimientos del Estado de Palestina, elevando a ciento 59 el número total de Estados Miembros de la ONU que lo reconocen, reafirmando así su legítima soberanía. En la misma línea, el Consejo de Seguridad adoptó el 17 de noviembre una resolución presentada por Estados Unidos que establece una Junta de Paz y una Fuerza Internacional de Estabilización en Gaza como parte del "Plan Integral para Poner Fin al Conflicto". Asimismo, la Cuarta Comisión de la Asamblea General aprobó una resolución que renueva el mandato de la UNRWA y respalda la asistencia a los refugiados palestinos, reafirmando el compromiso de la comunidad internacional con la protección de los derechos del pueblo palestino y con la condena a los asentamientos ilegales y todas las violaciones del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos. Asimismo, el 27 de noviembre de 2025, el presidente del Consejo de Derechos Humanos, Jürg Lauber, decidió reconstituir la Comisión Internacional Independiente y Permanente de Investigación sobre las violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental. La decisión se fundamenta en la Resolución S-30/1 (27 de mayo de 2021), que exigió una investigación continua e independiente sobre las violaciones israelíes y las causas que prolongan el conflicto.
Sin embargo, mientras el derecho internacional exige rendición de cuentas, la realidad sobre el terreno revela una historia mucho más dura. La potencia ocupante continúa actuando con total impunidad, incluso cuando la comunidad internacional avanza en una dirección más esperanzadora. El Knéset israelí ha impulsado medidas que van directamente en contra de ese progreso, aprobando en primera lectura varios proyectos de ley que profundizan el sistema de apartheid, incluido un proyecto que establece la pena de muerte para prisioneros políticos palestinos mediante inyección letal, tan extremo que la Asociación Médica de Israel ha prohibido a los médicos participar. Mientras tanto, el 14 de agosto, el gobierno israelí aprobó la construcción de 3.400 cuatrocientas unidades de vivienda en el área E1, fragmentando aún más el territorio palestino y socavando la viabilidad de un futuro Estado palestino. Estas acciones, realizadas en abierta violación del derecho internacional y del consenso global, dejan claro que, sin una presión internacional sostenida y una rendición de cuentas efectiva, el camino hacia una paz justa y duradera seguirá bloqueado.
Mantener el impulso internacional generado por los recientes reconocimientos del Estado de Palestina y la adopción de la Declaración de Nueva York es esencial para alcanzar un Estado palestino independiente que abarque Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este como su capital. Reafirmamos que Gaza es una parte inseparable de este Estado y que su recuperación debe ser un componente central de la más amplia búsqueda de justicia y soberanía. La solución de dos Estados sigue siendo el único marco viable y justo para garantizar una paz duradera para ambas naciones y para la región, poniendo fin a la ocupación ilegal y garantizando al pueblo palestino su derecho a la autodeterminación y al autogobierno, conforme al principio de un Estado, un gobierno, una ley y un arma, bajo los auspicios de la OLP y liderado por el propio pueblo palestino.
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