El término de la Guerra Fría implicó la desarticulación de un ordenamiento mundial que se forjó tras el ciclo de guerras mundiales del siglo XX, que de alguna manera se proyectó con los conflictos internacionales signados por la tensión entre EE UU y la extinta URSS en ese enfrentamiento indirecto entre ambas superpotencias. El sistema internacional tuvo por más de cuarenta años la certidumbre de cómo operar en una conflictividad conocida con mayores o menores momentos de tensión, donde confluian la intensa red de actores que implicaban las grandes potencias, los organismos internacionales supranacionales, las empresas transnacionales y la sociedad civil global, entre otros, quienes actuaban también en diferencias expresiones y alcances, aunque con regularidades identificables.
China, el gigante dormido, nunca lo estuvo durante la Guerra Fría, muy por el contrario, detonó en sus matrices culturales y económicas una verdadera revolución interna con proyección internacional, cuya mayor expresión fue el denominado conflicto sino-sovietico y el posterior acercamiento con Estados Unidos en la época de Richard Nixon, su presidente. China siempre tuvo vocación de potencia y esa ambición se ha dejado ver en profundidad durante estos años, tras el fin de la Guerra Fría y la caída de la URSS y, actualmente, tras el declive gradual pero perseverante de EE.UU.
En un mundo de globalización galopante, la desarticulación del orden internacional de Guerra Fría permitió la inauguración de la transición del orden global hacia un orden unipolar (multipolar indicarán otros) liderado por Estados Unidos, pero actualmente nos encontramos con otra transición que se encuentra en pleno desarrollo, hecho que obliga a los diferentes actores del sistema internacional (sobre todo los estatales), disponerse en el posicionamiento global que creen tener y encontrar los acuerdos globales de cómo organizar la vida internacional, esto es, lograr el Nuevo Orden Mundial. En ese contexto, no sólo China irrumpe con su proceso interno de crecimiento económico y proyección internacional consecuente, sino que otros, como es el caso de la Federación de Rusia (derivación de la territorialidad de la ex URSS), la cual de manera sistemática ha ido, por medio del liderazgo de Vladimir Putin, insistiendo en la expansión territorial, vía pivotes nacionales y nacionalistas instalados en la península de Crimea primero y ahora en el Donbás con las provincias de Lugansk y Donestk, territorios con régimen especial después de los acuerdos de Minsk del 2015 vía ajustes constitucionales, en cuanto producto del conflicto sostenido entre ambos estados el año 2014.
Además, en este contexto de globalización y búsqueda de Nuevo Orden Internacional, temas como los nacionalismos, religiosidades diversas, etnicismos, entre otros, han permitido una cobertura de conflictividad oportuna para las definiciones de otros actores internacionales, como ha sido el caso que hoy ha logrado Rusia sobre Ucrania, que como es sabido, tiene una larga tradición de cercanía histórica, desde la Rusia Zarista hasta la era soviética. Esta cercanía histórica, además de geográfica, implica la existencia de un imaginario nacional vigente desde Rusia hacia parte de la territorialidad de Ucrania, pero también desde parte de estas regiones ucranianas hacia Rusia, en lo que se denomina los separatistas pro-rusos.
Ucrania es el pivote de conflictividad global hoy, es el Estado tapón entre occidente y oriente, entre una superpotencia que busca su lugar en este Nuevo Orden Mundial, donde el acercamiento/acuerdo con China se hace crucial. Es también un espacio geográfico que le ha permitido a la Federación Rusa desplegar parte de sus intereses energéticos y, por defecto geopolíticos y geoestratégicos también importantes para Europa por su dependencia energética. Cuestión que convive desde lo geopolítico, con las áreas de influencia que busca mantener la Federación Rusa, respecto de lo que ha avanzado Occidente vía OTAN desde lo militar (ex repúblicas soviéticas como Lituania, Estonia y Lituania, entre otros), así como la Unión Europea y EE. UU., desde lo diplomático-político en el ámbito internacional, siempre imbricados con el componente militar.
Existen claras dificultades político-diplomáticas internacionales de contención de la acción rusa, especialmente por las imposibilidades de la OTAN de intervenir abiertamente sobre territorio ucraniano, dados los acuerdos que implican la misma alianza (defensa de sus socios, sin perjuicio de su re-perfilamiento). Con esas dificultades, el mundo es expactador de cómo Rusia avanza en una arriesgada táctica para indicarle a China, que, en esta transición del Orden Internacional, donde también el gigante asiático busca posicionarse globalmente, Rusia es viable como aliado. Son varias las señales e intereses comunes que se han ido dando entre ambos países dada su vecindad inmediata (con problemáticas mutuas), su proyección oceánica ártica, programas espaciales, arreglos energéticos y aseguramiento de cierta tranquilidad sobre el corazón Continental de Harolf Mackinder, central para las pretensiones chinas. Sin duda Estados Unidos se encuentra tensionado por los intereses geopolíticos de Rusia y China, pero el escenario más complejo sería la temible alianza ruso-china.
Pero también existe otra interpretación. Para impedir la escalada conflictual presente, a propósito de Ucrania, podría ser China la que medie, logrando una baja de intensidad de Rusia y aparezca como el actor internacional que selle un paso más en esta transición del Orden Internacional, recordándole, una vez más Rusia a China, que así como existe una Ucrania que determina la posición geopolítica y geoestratégica de Rusia vulnerada ante el asedio occidental, lo mismo pasa con Taiwán respecto de China, que no le permite una complitud territorial-geográfica-geopolítica básica para avanzar a más paso firme en la proyección global que busca. Con Rusia de Aliado, ello puede ser posible.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado