Llegó Trump. Lamentablemente el debate no estuvo centrado en las políticas que se propusieron en su discurso inicial ni los virajes estratégicos que propuso sino en el tamaño de la muchedumbre que asistió al evento. Trump ha seguido una y otra vez insinuando que los medios de comunicación habían cambiado la información, que eran millones los que lo acompañaron, que había una campaña en su contra, y un largo etc. Poco de lo débil del discurso, casi nada de la falta de representación latina en su gabinete, invisible los detalles de una política centrada en 140 caracteres.
De la teoría conspirativa de los medios pasó a confirmar que hubo fraude electoral y que ciertamente más de 3 millones de votos se entregaron de forma fraudulenta sin que nadie, repito nadie, se diera cuenta. Trump no necesita confirmar ninguna idea, con ponerla en el espacio mediático logra disparar debates, generar dudas y confirmar teorías conspirativas.
Acto seguido, el nuevo Presidente se reunió con los gerentes de las principales compañías automotrices del mundo. “América comprara americano” parece ser su dicho, aún no asume que ellos no son América pero esa es ya otra discusión. En todo caso, nadie entiende bien porqué uno de los pueblos mas consumistas del mundo preferirá pagar más caro por lo mismo, pero para Trump esto fue una demostración de creación de trabajos.
Al Presidente le gusta la TV. Hace unos días la cadena Fox estaba mostrando los problemas de violencia que enfrenta Chicago, especialmente algunos barrios donde el homicidio estaba “descontrolado”. El Presidente tuiteó inmediatamente que lo que pasaba en Chicago era una locura y si era necesario mandaría a los militares. Salió el alcalde, aclaró que las tasas de homicidio han bajado, que no se requiere el apoyo militar y que más bien hay que seguir invirtiendo en programas de prevención y rehabilitación. Posiblemente Trump logró que un importante número de estadounidenses crean hoy que en Chicago hay una ola delictual. La verdad importa poco en esta nueva forma de hacer política.
Es verdad que Trump desde el inicio planteó la construcción del muro en la frontera con México como uno de los pilares de su política exterior.
También es cierto que ha reiterado que México pagará por el muro pero nadie anticipó que en menos de una semana se derribarían acuerdos y avances significativos con un país cuyo principal problema por décadas era estar tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
Trump en 280 caracteres (2 tuits) logró enemistarse con México, unir a la política mexicana y formar un bloque simbólico en toda América Latina. Porque seamos claros, un muro contra México es un muro contra todos nosotros, aún los que estamos a miles de kilómetros.
La visita de Theresa May pasará a la historia por las salidas comunicacionales extrañas, las auto-invitaciones a conocer a la reina y las declaraciones circulares. Nadie sabe bien que pasó en esa reunión salvo que Trump y su señora prontamente visitarán UK. May tuvo que ser clara, no está a favor de la tortura ni quiere destruir la OTAN ni piensa apoyar la construcción del muro con México. Insólito tener que aclarar esas posturas.
En toco caso Trump recibió apoyo de Netanyahu que encuentra que construir muros es el paso inicial para la paz. Sin duda tiene experiencia con esas políticas. Mencionar la idea de cambiar la sede de la embajada USA a Jerusalem es un punto más en la sobrecargada bomba de racimo que Trump ha dejado caer sobre el medio oriente en unos pocos días.
La llamada de Merkel que tuvo que explicar la Convención de Ginebra sobre los refugiados y la de Putin con quien decidieron jugar a mejores amigos son sólo muestras de lo complejo e insólito del panorama mundial. Sin embargo, la firma de un mecanismo para limitar el ingreso a los Estados Unidos a un potencial de 130 millones de personas cuyo único problema es haber nacido en un país y además congelar el proceso de refugio de familias sirias es ya un insulto a la libertad, a la democracia y al sentido común.
¿Por qué este caleidoscopio de iniciativas caóticas? Alternativas.
a) Son fruto de una teoría muy articulada y calculada de creación del caos interno para justificar cualquier decisión de restricción de libertades posteriores.
b) El gobierno de Trump está efectivamente manejado por personas racistas, xenófobas que creen que en la era de la globalización los Estados Unidos se puede encerrar en su propia burbuja.
c) Trump cree que gobernar es como dirigir un reality show, donde día a día se editan las cosas más impactantes y por ende cada día tiene una noticia de impacto. Caiga quien caiga.
d) Ni Trump ni su entorno saben lo que significa gobernar un país con las complejidades de los Estados Unidos y no asumen el rol de potencia mundial. Actúan basados en instinto o intereses personales.
La respuesta es compleja. Tocará esperar los acontecimientos de las próximas semanas y meses para ver como continua el gobierno y definir si estamos frente a una premeditada estrategia de construcción política o frente a la estupidez o ignorancia de cómo se administran las políticas de Estado y Gobierno. En cualquier caso hay que abrocharse los cinturones por que se vienen tiempos turbulentos.
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