Gran parte de los medios de comunicación que informan y comentan los acontecimientos políticos que suceden en Venezuela, trasmiten información falsa o claramente tendenciosa.
Los sucesos del día 30 de abril de 2019 no son la excepción.
El autoproclamado “presidente interino” Guaidó anunciaba que «en este momento» se encuentra «con las principales unidades militares de nuestra Fuerza Armada dando inicio a la fase final de la Operación Libertad», mientras afirmaba que su lucha siempre ha estado «enmarcada en la Constitución, en la lucha no violenta». Cuestión que aparece con claridad desmentida en los hechos, pero no así en las noticias que los comunican.
Guaidó finalizó su proclama con un llamamiento final: «Pueblo de Venezuela, es necesario que salgamos juntos a la calle, a respaldar a las fuerzas democráticas y a recuperar nuestra libertad. Organizados y juntos movilícense a las principales unidades militares. Pueblo de Caracas, todos a la Carlota».
Fue un llamado sin respuesta, el pueblo dirigió sus pasos al Palacio de Miraflores a respaldar el gobierno constitucional del presidente Maduro.
Respecto del gobierno de Venezuela se repiten como verdades, cuestiones que no tiene sustento ni en los hechos, ni en la constitución. Por ejemplo, respecto de la legitimidad y la constitucionalidad de la auto proclamación de Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
El artículo 233 de la Constitución Bolivariana regula las faltas absolutas del presidente que están enumeradas en esa norma y su ámbito de aplicación: muerte, renuncia, destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional; abandono del cargo declarado por la Asamblea Nacional y la revocatoria popular de su mandato.
El presidente Maduro no se encuentra en ninguna de las hipótesis descritas.
En el segundo párrafo del artículo en comento se señala:
“Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”.
¿Y qué significa esto? Que el artículo 233 aplica cuando las causas de falta absoluta impiden al presidente electo asumir el cargo. Y para que exista falta absoluta del presidente electo debe haber, obviamente, una persona electa y proclamada como presidente que se encuentre en la hipótesis de falta absoluta.
Esto quiere decir que los supuestos fácticos del artículo 233 son distintos a los hechos actuales. Con lo cual, y al contrario de lo que gran parte de los medios de comunicación se esfuerzan en repetir, Guaidó no tiene, ni ha tenido calidades jurídicas para autoproclamarse presidente encargado de acuerdo al artículo 233 de la Constitución.
Así, en torno a la auto proclamación de Guaidó hay tres hechos que difieren del artículo 233.
Primero, ese artículo está previsto para aplicarse en situaciones en cuales el presidente electo se encuentra en falta absoluta para asumir. No es el caso.
Segundo, esa norma está prevista para cuando no hay quien pueda ejercer la Presidencia de la República ya que el presidente electo no está. Sin embargo, les guste o no, actualmente la Presidencia de la República es ejercida por Nicolás Maduro.
Tercero, esa norma está prevista para condiciones que permitan celebrar elecciones de manera inmediata. No es necesario explicar qué Guaidó no hizo ni el intento de llamar a elecciones presidenciales en Venezuela para el 23 de febrero de 2019, o sea, dentro de los treinta días que señala el artículo 233.
Le pido al lector que responda esta pregunta, ¿la actual crisis en Venezuela se originó porque la persona electa y proclamada como presidente se vio impedida de asumir el cargo por una causa de falta absoluta?
Mi respuesta es no, no por esa supuesta e inexistente “usurpación”.
El problema en Venezuela es político, geopolítico, económico, social y lo provoca y agudiza la intervención de EEUU y sus adláteres.
La solución a la crisis política de Venezuela sólo se resuelve con diálogo, con el respeto efectivo del ordenamiento jurídico e institucional y con el reconocimiento de la voluntad popular expresada en las urnas.
Los intentos golpistas, el terrorismo y la violencia seguirán fracasando mientras la mayoría de los venezolanos, que los medios pretenden invisibilizar, continúen respaldando la revolución bolivariana.
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