Dramática libertad

 “En las profundidades del invierno finalmente aprendí que había en mí un verano invencible” (Albert Camus).

Por las sombras y para la luz nació Paternitas. En medio del clamor - a una voz - los internos de la Penitenciaría me pidieron que creara algo para cortar el drama de la miseria y devastación que ha caído por generaciones sobre ellos. Así, en esperanza, percibían que al menos para sus hijos aparecería, en algún momento, el verano.

El drama de los más 100 privados de libertad que hace público el ministro de Justicia viene siendo denunciado por la fundación desde hace décadas sin oídos de autoridad alguna.

No es el Covid-19 como algunos ignorantemente arguyen el motivo del rechazo al indulto conmutativo. Es la tragedia y el cansancio de vivir en la miseria, en el horror del abandono, entre la suciedad y el hambre.

El sueño de la libertad que pareciera tan anhelado como lo refiere el cuadro de Moritz von Schwind viene a ser un infierno para muchos. Como país “en desarrollo” debiéramos estar en récord de Guinness.

Me parece que la prudencia y el tino humanitario aconseja dejarlos donde se encuentran mientras se buscan soluciones rápidas, concretas y adecuadas para quienes viven esta agonía de muerte.

Los alcaldes son quienes deben catastrar a sus comunas y conocer de manera profunda la realidad y proveer de los recursos necesarios para acoger y dar término a la asfixia social que nos pulveriza.

¿Lo que estamos viviendo será al fin una coyuntura que nos permita cambiar el destino que cercena y carcome a nuestra sociedad?

¿Deberemos seguir siendo azotados cruelmente para despertar, levantarnos, mirarnos y ayudarnos mutuamente?

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