Ni pies ni cabeza tiene la dilatación para definir la remodelación de uno de los módulos más complejos de Colina 2, para convertirlo en un lugar con dignidad y apropiado para la rehabilitación de quienes han delinquido.
Hay 1.500 millones comprometidos por un empresario para que la Fundación Dimas ejecute el proyecto, se firmó un convenio con el gobierno saliente en esa dirección y aun así siguen esperando que este ministro de Justicia decida ponerlo en marcha.
En la actualidad ese módulo, como tantos otros, es una fábrica delictiva y de criminalidad, pero al parecer esto no importarte a ninguna de las autoridades presentes.
Señores del Gobierno, ¿es que no quieren trabajar en equipo con la sociedad civil? Ustedes no lo saben todo y los numeritos al respecto abundan. Hay que ser humildes y no soberbios.
¿Habrá que recurrir a la Contraloría General de la República de modo de tener la última palabra para poner en marcha este importantísimo proyecto?
La iniciativa innovadora de la Fundación Dimas, no cabe duda, podría ser un ejemplo a nivel internacional del trabajo conjunto con Gendarmería de Chile para alcanzar cifras inéditas de inserción social.
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