El 31 de mayo se cumplió un año sin que el proyecto de ley de protección y preservación glaciares haya sido visto y sancionado por la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.
Una espera injustificada e inaceptable, debido a que la instancia solamente debe pronunciarse por un par de artículos específicos.
La actitud de la comisión, con la directa intervención del ministerio de Hacienda, hizo perder un tiempo valiosísimo para el debate y sanción de un cuerpo normativo que busca amparar a nuestros glaciares, quizás los más amenazados de la Tierra por el cambio climático y la depredación humana.
Y no es lo único, ya que pone en riesgo y entredicho la propia palabra de la Mandataria, pues ella misma comprometió en su cuenta presidencial de mayo del 2014 a protegerlos mediante la ley.
Según los registros del poder legislativo ya son 11 los años donde se debate sobre el tema. Es inexcusable una nueva postergación en materia de glaciares, solamente porque la minería y el extractivismo primario no se quiere someter a los estándares de un país civilizado, lo que nos sigue manteniendo al debe en temas medioambientales.
Chile y estas maravillas de la naturaleza no disponen del tiempo que buscan seguir dilatando los lobistas de viejo cuño.
Es necesario implementar lo antes posible prohibiciones, procedimientos de protección, recuperación, fiscalización y sanción en el tema. Los plazos apremian y no podemos quedarnos sentados mientras día a día recibimos nuevas y alarmantes noticias sobre el derretimiento y retroceso de los glaciares.
Según un informe elaborado por la Biblioteca del Congreso Nacional, con datos oficiales del Estado de Chile, “los patrones de retroceso y adelgazamiento detectados en Chile durante los últimos 30 años se han acelerado y hasta duplicado en los últimos 10 años”. Luego, prosigue el documento, “en la zona central, cuenca del río Maipo, en el año 1979 se registraron más de 637 glaciares con una superficie de 421 km2, en tanto que en la actualidad la superficie de hielo se ha reducido en 263 km2” (BCN).
Mientras todo esto ocurría, el proyecto de ley fue debatido por dos años en la Comisión de Medio Ambiente y tanto la idea de legislar sobre la materia, como sus principales alcances fueron latamente debatidos y aprobados.
Hay algunos puntos que quedaron por resolver, entre ellos si establecemos un régimen de protección absoluto, al cual adscribo, o uno de protección según casos concretos como busca el Gobierno.
El tema debe ser finiquitado en la Sala de la Cámara de Diputados como lo define la ley.
En dicho foro democrático los representantes de los chilenos y las chilenas pueden y deben resolver la normativa lo antes posible y, si persisten las presiones indebidas que busquen evitar o dilatar que ocurra, hay que denunciar tal y como lo hago ahora a través de esta columna de opinión.
Mientras lees, la plataforma Larsen C continua, inexorable, su camino de separación y, con imprevisibles consecuencias, una masa de hielo similar a la isla de Chiloé se transformará en algún momento del futuro en un nuevo iceberg flotante en los mares del sur del mundo.
Espero que lo espectacular de esta tragedia, al menos sirva para que el Gobierno reconsidere su estrategia en la materia y cumpla con la palabra empeñada.
Aún es tiempo para terminar el trabajo que el país, la comunidad de Naciones y las generaciones que vendrán nos ha encomendado y que, libres de presiones y cortapisas, los chilenos y chilenas podamos darle el resguardo legal que nuestros glaciares tanto necesitan.
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