La promulgación de la ley 20.920, de “Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje” más conocida como “Ley REP”, surge en un contexto en que los mercados globales han ido consolidando una fuerte atención y demanda por productos y servicios que incorporen en sus procesos elementos de sustentabilidad ambiental.
Lo anterior, define un escenario desafiante para las empresas en los distintos sectores, siendo fundamental fortalecer la cadena de valor, incorporando y fortaleciendo capacidades, habilidades y competencias, de manera de responder al estándar ambiental cada vez más global y exigente esperado de los productos y/o servicios que Chile lleva al mundo.
Un país como el nuestro, con una buena reputación económica, política y productiva, cuenta con un excelente espacio para mejorar su desempeño ambiental, pudiendo adicionar este valor a sus productos en el mercado, dando cuenta de las fuerzas tanto de mercado como de no-mercado que operan y que hacen que este sea el momento para incorporar las variables de sostenibilidad a sus procesos productivos y que se enmarcan en los compromisos que el país ha asumido como integrante de la OCDE.
Por otra parte, junto con ser exigencia de los mercados globales, las prácticas ambientalmente sostenibles han pasado a ser parte de las demandas territoriales.
Hoy la ciudadanía espera habitar en lugares más limpios, no sólo estéticamente, sino más sustentables. En la Región Metropolitana, así como en otras regiones, los conflictos en torno a la disposición de los residuos han evidenciado que junto con ser un problema complejo, el modelo de gestión actual se agota y está situado en un esquema de gran inequidad.
Más de 7 millones de habitantes, generando diariamente más de 1 kilogramo de residuos sólidos, da cuenta de que nos encontramos en un momento crítico en donde actuar no solo es oportuno, sino urgente.
Innovar y romper con los modelos de gestión tradicionales para avanzar en la gestión inteligente y, sobretodo, sustentable de los residuos de la ciudad a través de la reutilización y el reciclaje que promueve la Ley REP, es una carrera a la que debemos sumarnos a la mayor velocidad posible, ya que constituye una alentadora alternativa a la actual fórmula de disposición final en rellenos sanitarios, junto con abrir nuevas oportunidades de mercado.
Sin embargo, no debemos perder de vista que nuestra carrera más larga y de mayor impacto, nuestra maratón, es la gestión preventiva en la generación de residuos, poniendo parte importante de las energías “aguas arriba” en el proceso productivo.
Es decir, en el diseño, o mejor dicho, en la incorporación del ecodiseño, herramienta igualmente presente en la Ley REP, que permite ver de manera amplia el impacto que un sistema productivo genera, a través del análisis del ciclo de vida de un producto/proceso, para luego planificar cómo y dónde realizar ajustes relevantes.
Esta larga carrera supone un proceso de aprendizaje también maratónico, tanto en los patrones productivos como en los de consumo. Afortunadamente ya se ha dado la partida.
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