Mientras los activistas en las últimas COP han estado levantando pancartas para exigir a los países poner término al uso de los combustibles fósiles en el mundo, el sultán Ahmed Al Jaber, ministro de Industria de los Emiratos Árabes Unidos, enviado especial para el cambio climático y cabeza del gigante petrolero ADNOC (Abu Dhabi National Oil Company), fue designado como presidente de la COP28, la conferencia anual de la ONU sobre el clima, que este año se realizará en Dubai.
La asunción de esta presidencia por parte de una empresa petrolera sin duda despierta grandes controversias e indignación en muchos. Es que es imposible no pensar en el conflicto de interés, más aún cuando es la primera vez que el presidente de una empresa asume esa responsabilidad y como tal, se esperaría que aporte un enfoque pragmático, realista en la búsqueda de soluciones, considerando que además de encabezar la compañía petrolera nacional de los Emiratos, desde 2016 lidera Masdar, la empresa de energías renovables de ese país. No cabe duda que se busca la financiación, pero no se entiende cómo al ser parte de una compañía petrolera, estaría a favor de acelerar el proceso de eliminación o reducción gradual, de los combustibles fósiles.
Lo que se venía intentando en las COP era justamente eliminar lo antes posible el uso masivo de estos combustibles para evitar un nivel de calentamiento global catastrófico. Se calcula que las emisiones procedentes de combustibles fósiles aumentaron 1% el año pasado respecto a 2021, hasta 36,6 gigatoneladas de dióxido de carbono, según el Global Carbon Project. En la actualidad, los países de la OPEP producen alrededor del 30% del petróleo crudo del mundo; unos 28 millones de barriles por día. El mayor productor individual es Arabia Saudita y Emiratos es el segundo país en cantidad de ingresos derivados del petróleo. Por ello, los 13 socios de la OPEP se ven enfrentados a una "contradicción", indica la organización en su último informe, lo que innegablemente va a significar un enorme conflicto de interés y un desafío, aún más complejo que en otras ocasiones, para las naciones que participan en el proceso de negociación y acuerdos.
Por otra parte, Razan Al Mubarak fue nombrada champion de la COP28. Es nativa de los Emiratos Árabes y, durante más de 20 años, ha impulsado a su país hacia un futuro más sostenible. Fue elegida presidenta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y es la segunda mujer en dirigir la organización en sus 75 años de historia. En 2010 fue nombrada directora gerente de la Agencia de Medioambiente de Abu Dabi, convirtiéndose en la más joven en dirigir una entidad gubernamental y una de las únicas mujeres en ocupar ese cargo. Es la directora fundadora del Fondo de Conservación de Especies Mohamed bin Zayed, y ayudó a convertir la organización en una de las fundaciones filantrópicas más importantes del mundo, apoyando unos 2.500 proyectos de conservación de especies al borde de la extinción en más de 160 países.
Estos dos personeros sin duda tensionarán las discusiones de la COP28, generando una contraposición imposible de soslayar. La industria petrolera deberá mostrar un compromiso genuino, más que solo buena voluntad y trabajar de forma conjunta para tomar decisiones más ambiciosas. Queda dilucidar cómo abordarán la transición a un modelo de negocio donde se prioricen las energías limpias, en tanto la demanda del petróleo en el mundo continúa, y las ganancias no cesan, y mientras la crisis climática -más que contradicciones- necesita una solución urgente y unánime.
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