El vital y subaprovechado encanto del bosque chileno

Lucio Cañete Arratia

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Este año se cumple medio siglo de la publicación póstuma de "El Bosque Chileno", donde Pablo Neruda -con su didáctico talento- transmite lo que este ecosistema le provoca y de paso, tal vez de manera premeditada pero sutil, entrega información para desarrollar un turismo de bienestar en un lugar único en el mundo.

"Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno...", así el poeta comienza su obra literaria para luego, sin aparente pauta, describir la vegetación, fauna, clima y relieve que va encontrando en su aleatorio recorrido por lo que ahora podría clasificarse dentro de los tipos forestales nativos como bosque siempreverde. Y luego de ocupar sus cinco sentidos durante un perturbador paseo por este singular bosque, el ganador del Premio Nobel concluye su poema así: "De aquellas tierras, de aquel barro, de aquel silencio, he salido yo a andar, a cantar por el mundo". Ciertamente Neruda, tal como lo da a entender, después de su enriquecedora visita al bosque chileno, ya no es el mismo.

Al hundir los pies en el follaje, oler un laurel, escuchar el lejano grito de un animal, recibir las gotas de agua en la cara, esquivar enormes helechos y otras experiencias relatadas poéticamente; este genio de la literatura, sin usar jerga científica alguna, da cuenta de interacciones medioambientales que impactan positivamente en su sistema endocrino-nervioso. Tendrían que pasar varias décadas para que con estudios científicos se demostrara sólidamente los beneficios de los "baños de bosque" y con ello se abriera la posibilidad de agregar un nuevo provecho a las 3,7 millones de hectáreas de bosque siempreverde, que sumadas a los de Lenga y de Coihue Magallánico, cubren el 9% del territorio chileno sudamericano.

En efecto, el 2023 tres académicos coreanos publicaron en la revista Forest las mediciones de variables fisiológicas y sicológicas de 59 voluntarios de ambos sexos, distintas edades y diferentes ocupaciones, comparándolas antes y después de caminatas en bosque. Los resultados corroboraron los impactos positivos tanto en la salud mental como física de todos los examinados, mostrando mejoras en la presión arterial y en el agotamiento emocional entre otras variables.

Ante el legítimo escepticismo que podría presentarse frente a este y otros recientes descubrimientos, seis científicos de distintos países realizaron un levantamiento a nivel mundial de las investigaciones hechas durante los últimos años acerca del "Shinrin-Yoku", como en Japón se le conoce a la práctica de mejorar la salud por medio de recorrer el bosque, publicando los resultados este 2024 en le revista Global Advances in Integrative Medicine and Health. Después de chequear 241 artículos, los científicos comprobaron los beneficios en el cuerpo y en la mente de las personas cuando ellas recorren zonas boscosas.

¿Por qué los bosques ofrecen tantos beneficios a quienes se sumergen en ellos? Tres científicos italianos explicaron, a principios de 2019 en el International Journal of Biometeorology, que por el mero hecho de pasear en el bosque como distracción ante el agobio diario, disminuye el cortisol, aquella hormona del estrés. Por otra parte, una investigación encabezada por académicos del Nippon Medical School de Japón demostró en 2006 que recorrer bosques permite reforzar el sistema inmune gracias a la incorporación al cuerpo de humano de fitoncidas, compuestos orgánicos volátiles antimicrobianos liberados por plantas.

Si los reportes científicos evidencian beneficios en la salud mental y física de recorrer la foresta del hemisferio norte, estos efectos pueden ser superlativos desde el bosque chileno que tanto perturbó a Pablo Neruda. Indudablemente un paseo en la selva fría de Chile es más seguro y más diverso que aquellos en Europa, Asia y Norteamérica.

En cuanto a la seguridad, a diferencia del bosque de Caperucita Roja, aquí no hay lobos ni otros animales peligrosos, donde por ejemplo según el reporte de Word Animal Foundation anualmente se producen 40 ataques de osos en ecosistemas similares al siempreverde. De hecho, en este ambiente sur-austral la fauna mayor es esquiva tal como el poeta lo denuncia: "Un cárabo dorado me lanza su emanación mefítica, mientras desaparece como un relámpago su radiante arco iris..." y "en un temblor de hojas atravesó el silencio la velocidad de un zorro". Lo que más puede ocurrir dentro del bosque chileno es lo que describe Neruda cuando él tropieza con una piedra y escarba la cavidad descubierta: "Una inmensa araña de cabellera roja me mira con ojos fijos, inmóvil, grande como un cangrejo...".

En cuanto a diversidad, a diferencia del bosque de Robin Hood, aquí no hay senderos naturales donde escapar holgadamente cabalgando. El bosque chileno que cautivó al escritor es enmarañado y densamente poblado por vida silvestre que hace innecesaria la invención de hadas y duendes. "Es un mundo vertical: una nación de pájaros, una muchedumbre de hojas...". Aquí la biodiversidad es exuberante: "Un tronco podrido: ¡qué tesoro!... Hongos negros y azules le han dado orejas, rojas plantas parásitas lo han colmado de rubíes, otras plantas perezosas le han prestado sus barbas y brota, veloz, una culebra desde sus entrañas podridas, como una emanación, como que al tronco muerto se le escapara el alma...".

Todas estas cualidades pueden y deben -tanto a nivel estatal como privado- impulsar el desarrollo en Chile de un subconjunto del llamado Turismo de Intereses Especiales, pues un recorrido por estos singulares ecosistemas forestales no sólo mejorará la salud de los turistas aportando a la economía local, sino además contribuirá al entendimiento de donde "el universo vegetal susurra apenas hasta que una tempestad ponga en acción toda la música terrestre". Porque tal como lo dijo el mismo poeta: "Quién no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta".