Pero cuando las cifras revelan que Chile se acerca a los 6000 millones de toneladas anuales de basura, creo que nadie desconocerá que este servicio público esencial requerirá de mayor atención que en el pasado.
Lamentablemente, a pesar de su relevancia, es un tema distante de las preocupaciones de dirigentes políticos, salvo de los alcaldes. La recolección, depósito y procesamiento de los residuos sólidos domiciliarios y de las empresas adquiere prioridad nacional. ¿Cómo mejorar la gestión futura de la basura en Chile?
Gracias a que mi amigo el ex alcalde Juan Saavedra me pidiera escribir un prólogo para su próximo libro sobre la basura en la Región Metropolitana, aprendí temas nuevos y urgentes.
La experiencia que relata Saavedra fue fruto de una acción colectiva de 21 municipios para crear la empresa EMERES que permitió mejorar sustancialmente una tarea pobremente gestionada, que no podía abordarse aisladamente por cada comuna. Tras 20 años, a partir de 2001, su gran logro fue pasar de un sistema de Vertederos, muchos ilegales, a los Rellenos Sanitarios, con nuevas normas legales y mejores tecnologías.
No fue nada fácil. En los años iniciales, parecía imposible lograr una solución, afloraban protestas, existía gran dispersión entre alcaldes y falta de una autoridad única en el gobierno. La magnitud del problema desató innumerables polémicas y conflictos. Me tocó vivirlo directamente desde el Senado, sentir la preocupación de la gente por defender su derecho a un ambiente limpio, sin malos olores sin infecciones, ni contaminación.
¿Cuál es la situación actual?
Comparativamente con América Latina, en Chile se recoge alrededor del 80 % de los residuos domiciliarios, uno de los más altos de América Latina, y buena parte de ellos se acumulan en rellenos sanitarios. Sin embargo, en las regiones del norte y del sur lamentablemente predominan los vertederos, sin tratamiento ni adecuada protección de la comunidad. Esta carencia deberá remediarse rápido.
Hoy el promedio de residuos domiciliarios es del orden de 1 kg por habitante/día. Y a diario crecen los residuos sólidos de todo tipo, escombros, muebles, refrigeradores. No obstante, el procesamiento de residuos sólidos como baterías, aparatos eléctricos y electrónicos, envases, embalajes, neumáticos es escaso. Además de ensuciar nuestra naturaleza, tampoco sacamos provecho del reciclaje ni de subproductos, como el biogas para generar calor y producir energía.
En los países desarrollados se genera más de un kilo por habitante/día, y puede llegar en algunos casos hasta 20 Kg. Descargan una mayor proporción de residuos metálicos, por el consumo masivo de productos eléctricos y electrónicos. Mientras en los países de menor desarrollo los materiales orgánicos alcanzan a un 75% del total, en los desarrollados solo al 36%. (Ver Estudio de factibilidad del funcionamiento de tecnologías que procesan residuos sólidos domiciliarios asimilables, Universidad Católica de Valparaíso, 2019).
¿Qué hacer?
En los países desarrollados se procesa residuos masivamente, recurriendo a nuevas tecnologías, para cuidar el medio ambiente y proteger a los habitantes.
Cuando nuestra RM se acerca a 3.500 millones de toneladas anuales de residuos sólidos domiciliarios, y 6.000 Chile entero, debemos cambiar el enfoque. Primero, debemos acelerar la transición de Vertederos a Rellenos Sanitarios y, segundo, corregir el bajo nivel de procesamiento, reciclaje, economía circular, y elevar la proporción de materiales procesados y valorización de subproductos con nuevas tecnologías.
En la Política Nacional de Residuos, elaborada por subsecretaría de Desarrollo Regional y el ministerio de Medio Ambiente en 2017, durante el gobierno de Bachelet, se ordenó aumentar la tasa de valorización de residuos hasta un 30%, entre los años 2018 y 2030. Estimo que es una meta modesta, en vista de la sensibilidad mundial y nacional a los sanitarios y de la protección de la naturaleza. La ciudadanía exigirá mejores estándares, como ya Chile lo ha logrado con el tratamiento de aguas servidas.
Se necesitará otra organización, definir distintos incentivos, promover tecnologías avanzadas, preparar expertos y funcionarios. Las empresas deberán asumir la responsabilidad de recuperar los productos que han vendido, una vez cumplida su vida útil, es lo que se denomina la Responsabilidad Extendida del Productor.
Será indispensable crear una autoridad que coordine al conjunto de los municipios en materia de residuos sólidos, que podrán ser los gobernadores regionales elegidos.
Además, debemos discutir la conveniencia de organizar una Superintendencia que se encargue de regular y supervisar el retiro, transporte, depósito y tratamiento de los residuos domiciliarios sólidos, de la construcción y de las demás actividades productivas.
Las empresas privadas, como ocurre hoy, se transforman en monopolios y deben ser reguladas y supervisadas estrictamente.
A futuro será necesario asegurar mayor eficiencia, redefinir la Política Nacional de Residuos de 2017 y proyectar, al menos, la próxima década.
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