La nueva palabra "permisología" está hoy en el centro del debate y es fundamental conectarla con la sostenibilidad. Es indispensable el rigor que los procesos de aprobación que todo proyecto debe tener, en cualquier lugar del mundo, para garantizar la protección ambiental y social; sin embargo, para impulsar toda economía, es crucial encontrar un punto de equilibrio racional, que no sólo fomente el desarrollo, sino también, que establezca criterios claros, cree un contexto regulatorio acorde, y evite cambios de opinión subjetivos, que acaban por afectar numerosos planes, obras y cuantiosas inversiones, por falta de claridad, desde su inicio.
Es extremadamente importante eliminar la incertidumbre y generar y consensuar una visión integral, que establezca una legislación muy clara y precisa, y que determine de manera específica, el ámbito de jurisdicción de los organismos que intervienen en los procesos y distintas etapas de aprobaciones, de modo que sean ampliamente conocidos los estándares aceptables, generándose un círculo virtuoso, que impulse crecimiento y desarrollo sostenible. En ese sentido, estas modificaciones legislativas deben estar contenidas en una visión más amplia, enfocándose en la eficiencia, reduciendo los tiempos y los costos asociados a la materialización de nuevos proyectos.
Estamos ciertos que la economía chilena necesita impulsar la inversión, algo que no se logrará si es que no nos hacemos cargo no sólo de la compleja permisología, sino de la confusión en los límites de lo aceptable. La disminución de la permisología por sí misma no es suficiente. Se requieren definiciones acerca de lo que vamos a exigir y lo que vamos a aceptar, en este equilibrio buscado.
Facilitar los procesos no debe ser un sinónimo de debilitamiento de los estándares en las nuevas inversiones, sino, por el contrario, debe permitir crear oportunidades de mejora aplicando mucho más intensivamente, la innovación. Debería conducir a una sana competencia, mayor eficiencia en disminuir impactos negativos, agilidad y dinamismo para avanzar en las etapas del desarrollo de un proyecto, velar por la integridad y la búsqueda de la excelencia.
Hoy ya existe una mirada alentadora con el compromiso para reducir en un 30 por ciento los plazos de obtención de permisos, y el proyecto del Ministerio de Economía para modificar aquellos sectoriales. Sólo con el acuerdo de todos los actores involucrados, podremos destrabar algunos engorrosos trámites, eliminando obstáculos para importantes proyectos de inversión, pero al mismo tiempo, velando por el cuidado y protección del entorno. Es el momento de concretar soluciones tangibles que los inversionistas necesitan para seguir confiando en el potencial de Chile, porque la agilización de procesos regulatorios establecerá las bases que consolidarán al país como un atractivo referente regional en innovación, tecnología y desarrollo sostenible.
Chile debe enfrentar cambios desafiantes desde el Estado y el mundo empresarial, creando reglas del juego equilibradas para asegurar así, que la economía siga creciendo y prosperando, en que el fomento a modelos de negocio más responsables, orientados a la sostenibilidad, sea un principio rector. Un desafío para las empresas, pero también una oportunidad para innovar y mejorar su competitividad, alineándose con las tendencias globales de desarrollo y crecimiento sostenible.
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