En el estado actual de las cosas es imposible negar la gravedad de la crisis climática y ecológica. El cruento informe del IPCC, presentado este mes, vuelve a corroborar que la actividad humana es la principal causante de estas crisis y del cambio climático, y que sus consecuencias han ido y seguirán en aumento.
Esta situación no puede ser ignorada por ningún país, y menos aún por Chile, que es altamente vulnerable al cambio climático, pues cuenta con 7 de 9 criterios de vulnerabilidad definidos por las organizaciones internacionales. Las consecuencias de esta vulnerabilidad ya se están haciendo notar en el territorio nacional: aumento de temperaturas promedio, disminución de precipitaciones, aumento de eventos extremos -como sequías e inundaciones-, entre otros.
La crisis requiere a la vez de soluciones articuladas globalmente y de acciones a nivel local, tanto para disminuir nuestros impactos sobre la naturaleza, como para adaptarnos al escenario cambiante, evitando profundizar nuestra situación de vulnerabilidad. En ese sentido, las declaraciones de emergencia climática y ambiental realizadas por los gobernadores de Magallanes, Los Lagos y Coquimbo (RES. 385/2021) son una buena noticia en términos del compromiso de las autoridades locales con tomar acciones para superar la crisis.
Sin embargo, esta buena idea puede quedar como una manifestación carente de contenido específico, dado el débil contexto regulatorio con que se dotó a estas figuras de representación regional. En efecto, mientras en los casos de Magallanes y Los Lagos no fue posible encontrar los decretos que la declaran, la declaración de Coquimbo contiene una buena descripción de los hechos y un compromiso en relación con ellas, pero carece de medidas específicas.
Lo anterior sucede, principalmente, porque no existen herramientas legales que permitan a los gobiernos regionales o a autoridades locales dictaminar medidas de la potencia que se requieren para reaccionar a la crisis que vivimos. Por lo mismo, y probablemente a pesar de la voluntad de estas autoridades y de la necesidad de dichas medidas, las declaraciones de emergencia climática que se han dictado no tienen más remedio que mantenerse en un buen llamado de atención.
Lo peor es que tampoco se avizora un cambio de circunstancias en el breve plazo, pues en el anteproyecto para la Ley Marco de Cambio Climático, actualmente en discusión en el Senado (Boletín 13.191-12), no se contemplan normas al respecto. Aún cuando el objetivo de dicha ley es justamente establecer medidas de mitigación y adaptación, y que se contemple la creación de planes regionales, no se otorgan atribuciones a las autoridades regionales ni locales que permitan concretar esos planes.
Siendo los gobernadores quienes representan a las regiones, y tomando en cuenta que debieran cumplir un rol intermedio entre el gobierno central y la representación estatal a nivel regional, parece adecuado que entre sus funciones se contemple una misión de protección ambiental del territorio que incluya, entre otras cosas, la posibilidad de decretar emergencia climática y ambiental, estableciendo medidas por Chile en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), al alero del Acuerdo de París.
Un mantra constante en las discusiones de cambio climático es la necesidad de que se generen acciones a nivel local, y nos vemos ahora en una situación en que, a pesar de existir la voluntad de trabajar en pos de esas acciones, la estructura normativa no lo permite. Tanto la Ley Marco de Cambio Climático, como la Ley de Gobiernos Regionales y la Nueva Constitución podrían revertir esta falencia, si es que se piensan de manera integrada.
Hay que felicitar la iniciativa de los gobernadores que han comenzado este camino, pero a la vez, instar a que el legislador se haga cargo de incorporar funciones ambientales a los gobiernos regionales y que específicamente ellas puedan derivar en medidas contra el cambio climático y la destrucción de ecosistemas, de manera de poder frenar el rumbo que, como ha dicho el IPCC, nos está llevando a la autodestrucción.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado