Acelerar los pasos para realizar el Plebiscito

Las reformas legales y constitucionales necesarias para llevar a cabo el Plebiscito deben estar enviadas a más tardar la primera semana de agosto al Parlamento. El plebiscito constituye una instancia histórica fundamental para dar salida a la crisis institucional, que se puede ahondar en los próximos meses y años. Es una oportunidad que Chile no puede escamotear.

Estamos atrasados.  El retardo no es solo consecuencia de la pandemia, la demora también responde a dos factores que se deben subsanar rápido.

El primero, el gobierno no pone la prioridad necesaria para ejecutarlo bien. El SERVEL entregó un documento el 12 de junio al ejecutivo, y hasta hace una semana ni siquiera se había enviado al Parlamento. El segundo factor, es que el propio SERVEL mantiene estilos un tanto burocráticos que no se condicen con la urgencia y, además, a pesar de ser autónomo se somete en demasía al ritmo del Ejecutivo.  Ambos deben actuar más rápido, pues los días están contados.

La reciente comisión promovida por la presidenta del Senado y el presidente de la Cámara puede significar un impulso decisivo para que se cumplan los plazos. El ministro secretario general de la Presidencia recién informa haber constituido un equipo ministerial para abordar las distintas aristas de la operación.

Las tareas son múltiples. La más imperiosa es el acuerdo sobre la reforma de la ley 18,700, orgánica constitucional, que establece normas que deben regir para la ejecución del plebiscito, y sobre la reforma del artículo 130 de la Constitución para ejecutar la votación en dos días, como sugiere SERVEL. Ambas deben arribar pronto al Congreso para su aprobación.

Se requerirá una activa participación de equipos médicos que establezcan las normas sanitarias necesarias, entre ellas el distanciamiento, mascarillas, limpieza de los sitios de votación, el lápiz, que no puede ser compartido, (en la última elección francesa cada uno llevaba el suyo). Asimismo, es prioritario un plan de información a la ciudadanía para dar a conocer los pasos a seguir. Los medios de comunicación pueden y deben coordinarse para difundir los acuerdos y motivar a los lectores.

Luego, es indispensable constituir una mesa con participación de organizaciones no gubernamentales, regionales, locales y sociales para recibir sugerencias y desatar energía social que convoque a todas las chilenas y chilenos.

Finalmente, es necesario establecer y financiar los recursos necesarios para ejecutar esta operación, y no escatimarlos, son cifras menores en relación con la trascendencia del plebiscito para el futuro de Chile.

El objetivo principal es alcanzar la máxima participación ciudadana, que exceda al 50%, ojalá supere el 60%, como ha ocurrido en otros países que han hecho elecciones con pandemia. La tarea requiere agilidad y decisión, y la colaboración de todos.

Hagamos votos porque estemos a la altura y mostremos la capacidad de los chilenos de resolver democráticamente sus principales opciones.

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