Hay opiniones que se visten como "muy" de izquierda y que pugnan por el fracaso del proceso constitucional en curso llamando a votar nulo o abstenerse en los comicios del este 7 de mayo, convocados para elegir el Consejo Constitucional que debatirá y aprobará la propuesta de nueva Constitución Política del Estado la que, a su vez, será plebiscitada el 17 de diciembre de este año.
El rechazo de la propuesta de la Convención Constituyente, en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022, configuró un escenario institucional especialmente complejo, por un lado la Constitución del '80 derrotada por una votación adversa de 80% en el octubre de 2020 y luego el texto que debía reemplazarla rechazado con un inapelable 62% en contra. Es decir, la antigua Carta Fundamental impugnada sin una nueva que la reemplazara.
En ese contexto, el Presidente Boric y los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, Alvaro Elizalde y Vlado Mirosevic, respectivamente, hicieron una especial contribución al logro de un acuerdo político e institucional que permitiera una reforma constitucional que posibilitara el reinicio del proceso y volver a avanzar hacia una nueva Constitución Política del Estado.
El nuevo proceso no podría repetir el anterior. Las fuerzas conservadoras se parapetaron en el rechazo al texto plebiscitado y también en su apoyo en ambas cámaras del Parlamento, factor esencial para la reforma constitucional que diera curso al proceso. Así consiguieron aprobar la Comisión Experta y la Comisión Técnica de Admisibilidad, sin embargo, será el Consejo Constitucional a elegirse el 7 de mayo el que tomará la decisión final respecto de lo que incluya o excluya la redacción de la nueva Constitución.
Por eso, es importante participar y votar. Cada sufragio que se reste es una pérdida para los contenidos favorables a un Estado social y democrático de derechos sin los cerrojos y la letra chica que usa la derecha, cuyos medios publican astutamente los llamados a boicotear la elección de los y las constitucionalistas porque cuentan con un electorado que les asegura una fuerte representación.
Ha pasado otras veces qué hay abstención, después de cometido el error viene el arrepentimiento, pero los lamentos posteriores no sirven de nada, lo que importa es no caer en la trampa motivada por resentimientos o un desencanto estéril.
También hay visiones que ignoran las actuales dificultades, en particular, el retroceso que significó la derrota del plebiscito del 4 de septiembre que obedeció a la misma causa basal: al desconocimiento de la realidad chilena y una conducta político práctica que aisló la propuesta presentada al incluir objetivos inviables.
En este contexto, es un grave daño a la causa democrática el voto nulo porque disfrazado de "auténtica izquierda" es un fiel aliado de la derecha. Hay que denunciar esa falacia que divide y socava la causa de una nueva Constitución para Chile. Hay que ir a votar para que prevalezcan los intereses de las grandes mayorías nacionales y no los de grupos de derecha autoritarios o pseudo anarquizantes de izquierda, cuyos caudillos sólo ejercen la acción política con afanes de figuración y beneficio personal.
El pueblo de Chile tiene en el voto popular una poderosa herramienta de cambio democrático, no hay que permitir que se pierda o despilfarre por la confusión o la demagogia. Hay que ir a votar.
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