¡Auxilio!

Recurrentemente se publican encuestas y estudios de opinión que investigan y anuncian con bombos y platillos las prioridades de los chilenos. Aparecen en prensa, nuestros políticos las comentan, pero pareciera que de ahí no pasa.

Es más, pareciera ser que desde hace un tiempo a la fecha vivimos del engaño o pantomima de nuestras autoridades, que tratan de convencernos a los chilenos de que les importa lo que a la ciudadanía le importa, y que están trabajando para entregar soluciones.

Sin ir más lejos, en octubre de 2019 fuimos testigos de un enorme estallido delictual, en el que la violencia se tomó nuestras calles. Algo que -con el gentil auspicio del Presidente Boric- no hemos podido desterrar de nuestro país.

Por el contrario, la violencia ha ido en incremento. Pero al mismo tiempo, no podemos desconocer que hubo miles de chilenos que manifestaron sus dolores y preocupaciones en temas como salud, educación, pensiones, entre otros; con preocupaciones y aspiraciones legítimas.

Frente a este escenario, los políticos de turno pusieron en movimiento la idea de que redactar una nueva constitución sería la solución. De eso han pasado ya más de 2 años y ningún chileno puede decir que el país se encuentra en mejor posición que la que estaba el 17 de octubre de 2019, gracias a la solución que prometían.

En el intertanto, nuevos problemas y preocupaciones se han tomado la agenda: ya no son sólo las bajas pensiones o las filas en los hospitales que afectan a los chilenos, sino que ahora la inmigración y delincuencia desatada se alzan como las principales preocupaciones de las familias. Esto sumado a la inflación y el deterioro de la economía.

Ante este nuevo panorama, una nueva pantomima: el gobierno llama a "mesas de trabajo", discursos grandilocuentes de preocupación complementados con declaraciones de cherry picking respecto de las malas cifras, pero en lo concreto, poco y nada.

No se atreve a frenar el ingreso de inmigrantes por fronteras no habilitadas, mucho menos a expulsar a quienes violan las leyes. Tampoco está dispuesto ni a fortalecer Carabineros, las Fuerzas Armadas, o por último, respaldar su actuar, pero en serio.

Hoy el grito de auxilio de los chilenos es aún más fuerte que en 2019, pero no es el grito de aquellos que el Presidente indulta, sino que de los chilenos trabajadores, aquellos que labran el campo, conducen una micro, que salen a pescar y que hacen clases, esos que día a día ven con preocupación salir de casa a sus hijos y a quienes el sueldo cada día se les hace más escaso, por el alza de los costos.

Esto exige de quienes estamos en la oposición, un compromiso real de proponer soluciones, tomando lo que sabemos que ha funcionado para nuestro país y que alguna vez facilitó la movilidad social, el progreso económico y a la vez, social. También nos exige ser creativos para mejorar lo que pudo haber fallado o pudimos haber hecho mejor, así como también, abordar nuevas problemáticas desde nuestras ideas y principios.

La caricatura de que una nueva Constitución puede hacerse cargo y solucionar los problemas profundos de los chilenos sigue vigente y marcando la agenda nacional, y depende de quienes queremos lo mejor para nuestro país que tengamos el coraje suficiente de levantar la voz, para así volver a la senda del desarrollo social.

Si no lo hacemos, es altamente probable que Chile siga cayendo por el despeñadero, en un proceso de retroceso, digno de análisis.

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