Chile voto por un nuevo Chile

Las fuerzas de izquierda, centroizquierda y centro, opositoras al Gobierno, independientes y de partido, tuvieron un apoyo muy mayoritario en los "mega comicios" de este 15 y 16 de mayo, tanto en lo referente a la elección de constituyentes de la próxima Convención Constitucional, como en gobernador@s regionales, alcaldes y alcaldesas, y también en concejal@s de los municipios.

La autocomplacencia y la ineptitud de Piñera fueron mortales para la derecha. Ayer trató de "vestirse" con la corrección de los comicios, sin embargo, el descalabro de la política social y económica terminó dinamitando la base de apoyo social del bloque conservador y creando una situación que permite pensar en la formación de una alternativa democrática que logre ganar las próximas elecciones presidenciales.

Se confirmó que la derecha es clara minoría y que el respaldo a Piñera es aún más reducido, sin embargo, han logrado seguir en el control del Estado porque han tenido la voluntad de actuar en conjunto y en determinados casos y hechos pasan por encima de sus odios y conflictos, logrando una férrea defensa de los intereses que representan.

La pobreza y la carestía se viven duramente en el mundo popular, por eso, aparece un discurso similar al de hace un siglo, de "clase contra clase", con la idea de encasillar dos grandes adversarios que se enfrentan irreconciliablemente, pero la realidad es mucho más compleja, la crisis afecta a lo menos a las 3/4 partes de la población y los que multiplican utilidades con la crisis son un grupo aún más reducido, la concentración de la riqueza ha llegado a grados nunca antes conocidos y afinca su poder en patrimonios y fortunas ilimitadas, pero que sé recluyen en el 1% del país.

La crisis en curso golpea o pone en severo riesgo casi a la totalidad de la población, no sólo a los habitualmente marginados por la lógica neoliberal, sino que a muy extensos sectores productivos y al conjunto del mundo popular y la clase media.

Sólo el 1% se llena de riquezas y mueve grupos de choque que pueden intentar usar el descalabro social para quebrantar la institucionalidad alentando al sector ultraconservador con un proyecto caudillista autoritario, encubierto como popular e integrador, lo que se ha tratado de hacer en otros países latinoamericanos. Eso sería una crisis estructural por décadas.

De modo que los próximos comicios presidenciales son cruciales. Hay que frenar la pretensión autoritaria de manipular las conciencias con un proyecto populista y lograr el cambio social en democracia, fortaleciendo y renovando la institucionalidad, desde la Convención Constitucional con una nueva Constitución y no suprimiendo la democracia.

Por eso, la Convención Constitucional es decisiva para el futuro de Chile, tiene que trazar la vía que articule la democracia con la justicia social. La mayoría recién electa de sus miembros, de izquierda y centroizquierda, sin sectarismo, con voluntad de constituirse en eficaz mayoría nacional, tanto independientes como de partido, tienen una responsabilidad fundamental.

En consecuencia, se precisa generosidad y madurez para desplegar una línea estratégica de amplia unidad, nacional, popular y democrática, que excluya el puñado de los mega potentados y sus aliados cercanos, para configurar una salida a la crisis resolviendo los factores de ilegitimidad y descomposición del régimen democrático logrando evitar cualquier tipo de aventurerismo, sea para imponer la primacía del capital financiero fraguando alguna forma de intervención castrense o sea para incitar una revuelta tras afanes caudillistas de índole personal.

Está abierto un nuevo capítulo en la historia de Chile. Ahora hay que saber escribirlo.

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