El cónclave optó por la unidad

Se observa en grupos políticos populistas de derecha y centroderecha un hostigamiento permanente hacia las fuerzas de gobierno y el Presidente Boric. Asimismo, es notoria una constante agresividad en algunos medios de información que se convierte en una virulenta descalificación de los actores políticos y sociales que sostienen la acción del Ejecutivo.

Ante ello, el domingo recién pasado, en el cónclave de los partidos de izquierda y centroizquierda que participan en el gobierno, el Presidente Boric formuló un macizo llamado a la unidad del conglomerado que lo apoya, reiterando la misma interpelación que hiciera un día antes, en el acto de instalación de la nueva mesa directiva de su partido, Convergencia Social: "Sabemos que nos necesitamos, nadie puede creer que se puede salvar por separado".

En el cónclave oficialista, volvió a reafirmar esa convicción: "Tenemos una responsabilidad mayor", fue la idea que reafirmó. Los partidos allí reunidos, como respuesta a la convocatoria presidencial, tomaron la decisión de avanzar hacia la formación de una alianza de gobierno capaz de sustentar la vasta y formidable labor de abordar en conjunto las transformaciones comprometidas con la ciudadanía.

De ello no cabe duda, se trata de una tarea colectiva, las tentaciones a la acción individual como lo primordial de la brega política no son más que un escapismo extremadamente individualista, por lo demás estéril. Lo que está en juego es la validez y capacidad de los proyectos políticos para dar respuesta a los enormes retos que plantea la situación nacional.

En esa lógica, el maximalismo del texto constitucional propuesto a la ciudadanía y rechazado el 4 de septiembre no fue la causa de la derrota sino que el acuerdo mismo del 15 de noviembre de 2019, lo que permitió avanzar se invierte y aquel paso decisivo que permitió la reforma constitucional para llevar adelante el proceso constituyente pasa a ser denostado.

Como en ese criterio se pasan por alto los hechos que determinaron el cambio de la correlación de fuerzas en favor de la derecha la conclusión no puede ser más errada, porque separar el gobierno de una parte de los partidos que lo apoyan significa empujarlo a aislarse aún más y, en consecuencia, quebrar la base de sustentación del Presidente Boric.

En suma, la respuesta de los partidos a las diferencias planteadas previas al cónclave fue asumir lo planteado por el Presidente Boric y constituir una alianza de gobierno que respalde la tarea gubernamental. Ello no significa que la diversidad en su seno deja de existir, pero que se trabaja para entregarle un apoyo eficaz proyectado en todas las regiones del país.

Las nuevas circunstancias crean el espacio requerido para que las experiencias de las diversas generaciones, organizaciones políticas y visiones ideológicas y culturales que respaldan el proceso de cambios puedan interactuar, retroalimentarse y proyectarse constructiva y creadoramente en una respuesta con la envergadura necesaria ante el desafío planteado.

En definitiva, ante la crisis de representación del sistema político se requiere enfrentar la dispersión existente y reagrupar las fuerzas en un esfuerzo unitario que logre dinamizar la política de reformas estructurales y reforzar el gobierno a fin de dar viabilidad a esos cambios sociales y económicas que responden a las demandas populares mayoritarias de este periodo de la historia de Chile.

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