El asesinato de tres nuevos mártires de Carabineros, en Cañete, ocurrido hace algunas semanas y que coincidió con el 97° aniversario de la institución, provocó la reacción tardía del gobierno del Presidente Boric, ante la urgente la necesidad de avanzar rápidamente en la agenda de seguridad pública. En ese contexto, el Ejecutivo busca dar una señal de tranquilidad a una ciudadanía hastiada de inseguridad, víctima del terrorismo, crimen organizado y de los efectos de una migración irregular descontrolada.
Aun cuando los partidos de Chile Vamos presentamos otro proyecto para establecer nuevas Reglas de Uso de la Fuerza (RUF) en el Senado, el Gobierno ha insistido en la propuesta que presentó en la Cámara de Diputados, pero la tibieza y contrariedades han impedido un avance rápido en su tramitación, que paradójicamente es de iniciativa del propio gobierno.
Así, queda en evidencia que las distintas almas del oficialismo tienen profundas divergencias en esta materia, con conceptos diferentes y tergiversados, lo cual no nos permite llegar a un consenso que permita ofrecer certezas, garantías y reglas claras a nuestras Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, que es lo que buscamos como oposición para enfrentar con eficacia el crimen organizado y terrorismo.
Las RUF son una herramienta de protección y restablecimiento de la seguridad pública, así como de protección de infraestructura crítica que presta servicios públicos. Es importante que en esta materia, La Moneda y los parlamentarios oficialistas abandonen sus dogmas y piensen en el país y en la actual situación de inseguridad, la cual requiere de medidas excepcionales y extraordinarias.
Esta semana iniciamos la discusión de las RUF en las comisiones unidas de Seguridad Pública y Defensa del Senado, pero observo con preocupación que la discusión resultará densa e inentendible para la ciudadanía, debido a la confusión y poca claridad de los representantes del gobierno.
Los chilenos claman por una mayor presencia militar en sus ciudades, ya que se sienten abandonados por la actual administración, viviendo en permanente estado de inseguridad ante la amenaza que representan hoy las bandas criminales que operan en gran parte del territorio nacional.
Llamo a asumir este desafío con la máxima responsabilidad y consecuencia, porque nuestro país, y en especial, las regiones del norte, no pueden esperar más. Por lo mismo, debemos evitar que este deteriorado escenario en el que nos encontramos sea irreversible. Ante ello, la discusión y aprobación de unas Reglas de Uso de la Fuerza claras y eficaces, es un imperativo urgente al cual nos debemos abocar con la máxima dedicación.
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