El mensaje del cardenal Chomali para la política chilena

En tiempos de polarización y gobiernos frágiles, releer la homilía de monseñor Fernando Chomali, con motivo del te deum ecuménico del 18 de septiembre, resulta oportuno. La palabra "homilía", de origen griego, significa conversación o explicación. Es la forma en que la Iglesia Católica lleva su mirada y principios a la vida cotidiana. Así, en esta histórica liturgia de acción de gracias, el arzobispo de Santiago expuso con sinceridad su visión sobre la situación política y social del país.

Este discurso confirma el nuevo protagonismo del cardenal tras los años oscuros de la Iglesia Católica chilena, marcados por los casos de abusos. Hoy retoma la tradición de participar en el debate público, algo que en buena hora vuelve a reinstalarse.

La invitación inicial fue clara: "Es tiempo de pensar en grande". Se puede decir que fue un mensaje directo a la política. Más allá de la fe personal de cada cual, lo valioso es que su llamado nos estimula a reflexionar como sociedad. Con pesar, debemos reconocer que llevamos demasiado tiempo atrapados en peleas pequeñas, defendiendo intereses particulares desde trincheras políticas. La política de verdad -aquella que corresponde a la alta política- exige levantar la mirada y construir un horizonte común.

En lo institucional, Chomali destacó la fortaleza de nuestra democracia, que radica en la práctica de elecciones reguladas y regulares, con resultados claros y reconocimiento de los ganadores y perdedores. Algo que damos por sentado, pero que constituye una base sólida de nuestro sistema político.

En esta homilía expuso tres dimensiones para "pensar en grande". Estas tienen que ver con tareas concretas: construir un proyecto común, recuperar la ética personal en la vida social y revalorizar lo comunitario. Chile necesita volver a sentirse parte de un mismo proyecto. Como señaló Chomali, ninguna nación se construye sumando solo intereses individuales. Por el contrario, se requiere un propósito compartido que nos cohesione.

Su llamado a enfrentar la pobreza es, en esencia, una tarea política. El desarrollo económico, dijo, solo tiene sentido si se orienta al desarrollo integral de las personas. De otra forma, no sirve para el país que queremos construir. En esta línea, advirtió sobre los riesgos de una sociedad dominada por el individualismo extremo: "Fortalecer lo comunitario es prioritario para salir de esta cultura que fomenta el miedo y la desconfianza".

En todo este mensaje hay un desafío para la contienda presidencial. De hecho, la homilía culminó con una pregunta clave: ¿Qué sociedad queremos dejar a las futuras generaciones? Por ello, no hay duda de que la campaña presidencial es el momento para responder con propuestas que miren más allá de lo inmediato. Cada candidato tiene la posibilidad de ofrecer un camino para este propósito.

En definitiva, desde el espacio de encuentro que implica el te deum, monseñor Chomali nos invita a recuperar la política en su sentido más noble. Aquella que se entiende como un instrumento para el bien común y como la actividad que organiza la convivencia pacífica en la sociedad.

Su mensaje debiera ser escuchado por todas las candidaturas en carrera porque, más allá de las diferencias propias en democracia, significa buscar acuerdos que permitan enfrentar con unidad los problemas de seguridad, empleo y bienestar social. Finalmente, decir que urge recuperar el sentido de la política para encontrar un camino que armonice el progreso económico, la justicia social y la gobernabilidad política. Por ello, vale la pena reflexionar en torno a la invitación que formuló el arzobispo de Santiago a la política chilena de volver a "pensar en grande".

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