En los derechos se avanza, no se retrocede. Esta es una frase que destaca la importancia de la lucha en torno a la garantía de derechos, y cómo las organizaciones de la sociedad civil tienen una relevancia significativa al momento de estar vigilantes ante posturas de extrema derecha que podrían amenazar los avances que con tanto esfuerzo se han conseguido a lo largo de la historia.
Esta consigna adquiere una importancia aún mayor en el contexto actual de Chile, ya que, a través del proceso constituyente, el consejo está elaborando una nueva Constitución para el país. La construcción de la nueva Carta Magna suponía establecer directrices que avanzaran en materia de derechos sociales, sobre la base de los acuerdos alcanzados por el Comité de Expertos, donde se deben incluir evidentemente, garantías mínimas para mujeres y personas gestantes. Sin embargo, hemos visto cómo las votaciones del consejo se han encaminado a lograr todo lo contrario.
En detalle, hace algunas semanas, el Consejo Constitucional visó un artículo que establece el derecho a la vida, específicamente acordaron que "la ley debe proteger la vida de quien está por nacer".
Esto constituye un cambio respecto a lo regulado en la actual Constitución, en donde se señala que "la ley protege la vida del que está por nacer". Aunque los articulados son similares, y podríamos consignar que es un tema menor de lenguaje, tienen una gran diferencia. La expresión "de quien" podría poner en peligro acuerdos zanjados hace años sobre avances significativos en la capacidad de decisión de las mujeres y personas con capacidad de gestar, entre ellas la aplicación de la actual Ley IVE.
En cambio, la Carta Fundamental vigente utiliza la palabra "que", dejando abierta la interpretación y fue lo que logró que se aprobara ante el Tribunal Constitucional en 2017. Por otro lado, el consejo aprobó las normas que permiten la objeción de conciencia individual e institucional, abriendo la posibilidad a que, de manera discrecional, agentes del Estado y prestadores de servicio se resten de brindar la posibilidad de ejercer los derechos.
En los derechos se avanza, no se retrocede... La aprobación de una Constitución que contenga estos articulados supone un retroceso en los derechos de las mujeres y personas gestantes, lo que por supuesto se traduce en un riesgo para nosotras y todas las generaciones que siguen. Hoy más que nunca debemos mantenernos vigilantes para no perder los pequeños avances que hemos logrado.
El pasado 28 de septiembre durante el pañuelazo -convocado en el marco del Día de Acción Global por el Acceso al Aborto- quedó claro que, unidas y con determinación, debemos permanecer alertas ante la sola posibilidad de retroceder en el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y vidas. Así como cada una de las luchas que se han dado en el pasado, con valentía y coraje por cientos de mujeres que alrededor del mundo no se callaron, no se mantuvieron indiferentes ante las vulneraciones, violencias y discriminación, todas, independiente de nuestras creencias religiosas, posturas políticas, cultura, origen, etnia o clase social, seguiremos trabajando para que avancemos por más derechos sin dar ni una sola posibilidad a retroceder.
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