Goodbye Chile

En Chile es posible encontrar presencia de delitos violentos, crimen organizado y una capacidad limitada por parte de las fuerzas de seguridad para responder a delitos graves(1). Declaraciones que no son de mi autoría, sino que pertenecen al último Aviso de Viaje para Chile, informe periódico que el Departamento de Estado de EE.UU. emite para alertar a sus ciudadanos de los riesgos que pueden enfrentar si deciden viajar a otros países.

Este juicio por parte de las autoridades norteamericanas muestra como, lamentablemente, la percepción internacional sobre la seguridad en Chile ha experimentado un giro profundo. La comparación entre el informe de seguridad de este año con otras versiones anteriores evidencia cómo un país históricamente considerado seguro en la región ha ingresado a una etapa más incierta.

En este sentido, en 2018, por ejemplo, la evaluación oficial situaba a Chile en el nivel más bajo de alerta de viaje, con recomendaciones de ejercer precauciones normales. Para el presente año, ese nivel ha sido elevado a una alerta por "mayor precaución", con indicadores específicos de delincuencia y disturbios civiles. Esto no es solo un cambio en terminología, es un reconocimiento explícito de que el entorno de seguridad ha cambiado y que Chile ya no pertenece a ese selecto grupo de naciones latinoamericanas consideradas como seguras.

La delincuencia violenta, por ejemplo, ha dejado de ser un fenómeno esporádico en la visión de este análisis. Mientras el informe de 2018 entregaba cifras de robos, el de 2025 se enfoca, entre otras cosas, en el crecimiento sostenido en la tasa de homicidios. En paralelo, si bien se explicita que no son aún tan comunes, se hace hincapié en el incremento dramático de los secuestros express, que aumentaron en 135% entre 2015 y 2025. Datos que dan cuenta de una modalidad más sofisticada y violenta por parte de los grupos delictuales.

Por otro lado, el informe de este año destaca también una realidad ausente en 2018: la presencia de grupos criminales transnacionales como el Tren de Aragua en el norte del país. El narcotráfico y el crimen organizado, antes temas periféricos en los análisis sobre Chile, hoy forman parte de la evaluación de riesgos. En este contexto, la frontera norte aparece como un punto crítico, donde confluyen migración irregular, trata de personas y tráfico de drogas.

En suma, la comparación de estos informes no solo traza una línea de tiempo entre datos, sino que revela un cambio de paradigma: de un Chile percibido como predecible y seguro a uno cuya estabilidad está bajo prueba constante. Frente a este desolador panorama es tiempo quizás de reconocer que nuestro país ha ido perdiendo aquellas características que lo hacían ser motivo de orgullo. Al parecer ya no somos la excepción en un continente donde la inestabilidad y la violencia son comunes, sino, por el contrario, hemos ido mimetizándonos con el vecindario. Ante esto, no es de extrañar que los ojos del primer mundo comiencen a vernos con cada vez más distancia y de a poco empiecen a decirnos "adiós Chile". Espero que, de todas formas, esta despedida sea un "hasta pronto" y no un "hasta nunca".

(1) Chile Country Security Report

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