"Guatón Mutema": la violencia transformada en espectáculo

El 27 de abril, en una esquina de la población Pucará de Quilicura, la violencia irrumpió una vez más, como si ya formara parte del paisaje habitual. En la intersección de Calle Uno con Valle de Azapa fue asesinado Carlos Acevedo -conocido como "el Guatón Mutema"-, un reconocido narcotraficante de la zona norte de Santiago. El crimen, ocurrido al anochecer, dejó una estela de miedo, ráfagas de balas y una inquietante sensación de que, en ciertos territorios, el control ya no lo ejerce el Estado, sino actores no estatales con capacidad beligerante.

La muerte de Acevedo no puede interpretarse simplemente como un ajuste de cuentas, ni como el desenlace lógico de una vida criminal. Es, más bien, un síntoma brutal de la violencia estructural que se ha normalizado en los sectores más marginados de la capital. Su funeral, que se extendió durante tres días, fue declarado de "alto riesgo" por el Gobierno. Incluyó una carroza Maserati, homenajes de barristas de Universidad de Chile, suspensión de clases en dos colegios y un masivo despliegue policial, incapaz de contener lo más preocupante: la legitimación simbólica de un narco como figura de poder.

¿Qué piensan los niños y las niñas de La Pucará y de la vecina población Valle de la Luna cuando no pueden asistir al colegio porque su barrio es escenario de un funeral blindado? ¿Qué comprenden sobre justicia, pertenencia o futuro cuando la violencia se transforma en espectáculo, en amenaza constante y en referente aspiracional? ¿Qué alternativas reales les ofrece el Estado a quienes crecen entre disparos, calles tomadas y escuelas cerradas?

Acevedo era también padre del cantante urbano Dehilan, hoy prófugo, con orden de captura por un presunto secuestro ocurrido en 2024. Se especula que ese hecho fue el detonante del asesinato de su padre. Dehilan no asistió al funeral, temiendo ser detenido al ingresar al país. Su historia encarna la compleja trayectoria de una generación que ha crecido en la precariedad, marcada por la violencia, pero también impulsada por un relato cultural que busca abrirse paso en la escena pública. En su caso, el éxito no es una contradicción, sino una forma de sobrevivencia en un entorno que muchas veces no deja espacio para imaginar otra salida.

Este no es un caso aislado. En demasiados barrios de Chile, la ley convive con el miedo y el narcotráfico se convierte en un modelo de éxito visible. Cuando el Estado se ausenta, otros ocupan ese vacío: quienes prometen protección, dinero rápido o un sentido de pertenencia. Y en ese abandono, la violencia no es una excepción: se convierte en norma.

La ley de funerales de alto riesgo, promulgada por el Presidente Boric en noviembre pero aún sin aplicación, busca contener las expresiones más visibles de esta violencia. Pero regular la duración de un funeral no impide la reproducción del fenómeno. ¿Qué sentido tiene imponer un límite temporal a una ceremonia si no se abordan las causas profundas que permiten que un funeral se transforme en un evento de alto riesgo? La necesidad de seguridad es legítima, pero no puede ser la única respuesta. Si solo actuamos cuando estalla la violencia, seguiremos actuando siempre tarde.

El caso del "Guatón Mutema" no debe reducirse al morbo ni ser instrumentalizado para justificar políticas de mano dura. Es, sobre todo, una advertencia sobre la profundidad del problema: la violencia en nuestras poblaciones no se explica solo por el delito, sino por la ausencia del Estado. No basta con escandalizarse frente a una carroza de lujo ni con militarizar un funeral. La pregunta de fondo es ¿cómo llegamos a este punto? ¿Y por qué permitimos que la muerte sea la principal presencia del Estado en estos territorios?

Ha llegado el momento de mirar de frente esas realidades que por años se han ignorado. Porque la violencia no comienza con un disparo ni termina con una lápida. Comienza mucho antes, en la exclusión, la desigualdad, la falta de oportunidades y el abandono institucional. Y no terminará hasta que el Estado deje de actuar como un visitante eventual y asuma, con decisión y permanencia, su responsabilidad en la transformación de estos barrios.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado