Indulto general: Amparo a la violencia
Duele ver como por un minuto de televisión o un titular de diario un grupo de senadores persista de manera contumaz con la idea de generar un indulto general para delincuentes comunes quienes a partir de octubre del año ante pasado utilizaron el movimiento social para dar rienda suelta a la violencia, el caos y la destrucción.
Este proyecto adolece de tres problemas fundamentales. En primer lugar, se basa en la primicia falsa de que estos delincuentes son presos políticos, lo cual es desmentido incluso por Human Rights Watch, una de las fuentes largamente citadas por la moción en sus considerandos.
En segundo lugar, consagra la impunidad y deshonra gravemente la institucionalidad y credibilidad de nuestro sistema de persecución penal impidiendo, de facto, el ejercicio de las facultades de investigar, procesar y juzgar la comisión de eventuales delitos, cualquiera sea su naturaleza, consagradas en la Constitución tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial.
Finalmente, deja impunes delitos que merecen el máximo reproche social, como el incendio con resultado de muerte contemplado en el artículo 474 del Código Penal.
Más allá de las consideraciones técnicas, esta iniciativa implica también una apología y un amparo total a la violencia como mecanismo de acción, entregando este mensaje a la opinión pública y en particular al lumpen: "Sé violento, sé peligroso, tu violencia está justificada". En efecto, el proyecto ampara el daño a la propiedad pública o privada e incluso el daño institucional, al proteger a todos quienes quisieran impedir que las autoridades del poder ejecutivo legislativo y judicial ejerzan sus atribuciones. Por esta razón, desde casi todos los sectores han manifestado que esto no sólo es una mala idea, sino que también una irresponsabilidad y, por eso, nos opondremos decididamente.
Finalmente, me permito citar a Jean-Marie Muller para recordarles a los autores del proyecto que "justificar la violencia bajo la cobertura de la necesidad es transformarla en necesaria, es justificar, por anticipado, las violencias futuras y encerrar el porvenir en la necesidad de la violencia".
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