Históricamente, el rol de las y los trabajadores en los procesos de reformas y cambios sociales en el país ha sido protagónico, convirtiendo al mundo del trabajo, al movimiento obrero y a la organización sindical en referencia sobre las acciones y rumbos que como sociedades hemos tomado.
En las últimas décadas como país hemos vivido un largo y silencioso proceso de articulación y movilizaciones que acumularon la suficiente fuerza para "estallar" en octubre de 2019, cuando harta de los abusos, nuestra gente, millones de chilenas y chilenos a lo largo del país, salió a las calles en contra de los abusos que este modelo neoliberal chileno genera diariamente.
Dicho proceso de movilización social, quizás el más importante en los últimos 70 años, debe entenderse como un hito para el movimiento social, en donde se superaron las barreras institucionales y a través de la organización y articulación espontánea de millones se avanzó al punto de iniciar un proceso constituyente, que se hoy se encuentra en vilo al ser torpedeado por los sectores conservadores y por la acción de una clase política que se ocupa de sus cálculos egoístas y deja de lado los intereses de las mayorías.
Así, las organizaciones sindicales tuvimos notable presencia en la articulación y organización de la movilización de octubre al buscar canalizar las demandas y fortalecer el despliegue social. De esta forma nace Unidad Social, bloque que reunía a diferentes expresiones y que pretendía apoyar el despliegue que diariamente se veía en las calles de todo Chile.
El trabajo de este espacio determinó que los días 12 y 13 de noviembre de 2019 el bloque sindical de Unidad Social, cuya tarea de coordinación tuve la responsabilidad de llevar adelante, como subsecretario general de la CUT y presidente de Industrial Chile Constramet, con la tarea articular al movimiento sindical y llamar al gran paro nacional que profundizará el proceso de lucha y tal como lo dijera el compañero presidente del Sindicato Nacional de la Construcción, Jorge Hernández, ponerse a disposición de pueblo de Chile.
Este hecho es un hito sindical, ya que en esta movilización participaron organizaciones de los trabajadores del comercio, portuarios, la construcción, administración pública, servicios de salud, minería, pesca, etc.
Hoy, a poco más de cuatro años de dicho momento, debemos evaluar cuál es la posición que tenemos en el actual proceso constitucional, el que conducido por la férrea mano de Republicanos -seguido servilmente por Chile Vamos-, es un ejemplo de cómo las élites políticas y económicas se han empeñado en coaptar de manera absoluta los espacios institucionales de poder y decisiones a fin mantener todos los privilegios a costa de la vida de la ciudadanía.
En este escenario, las y los trabajadores tenemos una tarea importante: asumir la responsabilidad de organizarnos para tener un protagonismo real en los procesos sociales. Ya hemos dado cuenta de esta capacidad -como explico más arriba- en 2019 cuando desde la Central Unitaria de Trabajadores impulsamos el paro nacional que terminó por empujar hacia adelante el proceso constituyente.
La disputa política social que hoy está en desarrollo debemos enfrentarla, pues los grupos económicos están desplegados en los distintos espacios institucionales, lo que les permite fortalecer su relato de defensa de privilegios a costa de nuestros derechos. Es momento de ir revirtiendo esta situación.
Somos las y los trabajadores los que a lo largo de todo el país movemos la economía, los que con nuestro esfuerzo hacemos que este país pueda crecer cada día. Por lo mismo debemos hacer sentir nuestra voz en momentos donde los sectores conservadores y la ultraderecha pretenden instalar retrocesos que nos buscan llevar al siglo 19, cuando los derechos de las y los trabajadores no aparecían en el horizonte.
La organización y unidad de las y los trabajadores está por sobre de los intereses de los partidos políticos, ya que nuestra unidad de clase -de clase trabajadora, no de "colaboradores" como nos vienen a hacer creer- la que nos da fortaleza y capacidad de disputar y defender nuestros avances en derechos y garantía de una buena vida.
Por lo mismo, a pocos días del plebiscito constitucional del 17 de diciembre es fundamental que nos pongamos manos a la obra para dialogar, informar y difundir con nuestras compañeras y compañeros de trabajo, para dar cuenta que la propuesta constitucional de las derechas es un retroceso, afecta a nuestros avances en derechos laborales y es abono para los abusos laborales, por lo que debemos estar "en contra" de una constitución anti derechos.
Con unidad, organización, conciencia y energía podemos ser protagonistas de la defensa de nuestros derechos y proteger el futuro de nuestras familias a través de la promoción de cambios que nos beneficien a todos y no solo a unos pocos.
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