La memoria histórica es perenne

Camilo Escalona

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La muerte de la suboficial mayor de Carabineros Rita Olivares trajo mucho dolor a su familia, a la comuna de Quilpué y a su institución. En rigor, todo Chile lamento su trágico deceso en acto de servicio frente a delincuentes incontrolables.

El Presidente Boric habló desde República Dominicana, donde participaba en la Cumbre Iberoamericana, e inmediatamente regresado fue al funeral de la funcionaria asesinada, a pesar de la tensión existente. Asimismo, el Gobierno comprometió todo lo que legal y legítimamente le corresponde para sancionar a los crimínales.

Pero la derecha y ultraderecha salieron a la palestra con declaraciones extremas, intentando usar la tragedia en función de sus intereses mezquinos, a corto plazo, con la mentalidad de grupos minoritarios. Lo más grave son expresiones que caen en la extorsión política, condicionando otros temas de ámbitos enteramente diferentes, como la reforma de pensiones, así como obligando al trámite de iniciativas que pueden ser pan para hoy y hambre mañana.

Así también hubo frases de personeros ultraconservadores que prontamente relativizaron la necesidad del pleno respeto a los derechos humanos, tratando de justificar violaciones a la dignidad del ser humano que son totalmente injustificables. Quieren hacer olvidar crímenes y tormentos de atrocidades como la Caravana de la Muerte o la Operación Cóndor, como los detenidos desaparecidos, los asesinatos de Lonquén o las aberraciones de Colonia Dignidad, no se convencen que la memoria nunca se extinguirá.

En la derecha saben que la dictadura que sostuvieron, durante 17 años, cometió las peores aberraciones en materia de derechos humanos y que cuando se vuelven a cometer violaciones y atentados a la dignidad de las personas, de inmediato se reinstala en la conciencia social el duro juicio histórico de la ciudadanía hacia esa vergonzosa complicidad de la derecha con el terrorismo de Estado.

Por eso, en la derecha pretenden diluir sus responsabilidades históricas en materia de derechos humanos instalando objetivos totalmente inaceptables que nada tienen que ver con fortalecer las funciones profesionales de Carabineros de Chile.

Esa exaltación ultrista en la derecha duro dos días y disminuyó abruptamente al saberse que uno de los delincuentes, victimario de la carabinera Rita Olivares, fue beneficiado con un indulto otorgado durante el gobierno de Piñera. De inmediato hubo voces que trataron de argumentar que no es lo mismo un indulto general que un indulto individual, esfuerzo hecho no para aclarar diferencias jurídicas sino que para excusar la responsabilidad política de su controvertido y cuestionado líder.

En el caso de la derecha, esta explicación es aún más discutible porque Piñera en cada uno de sus periodos presidenciales patrocinó leyes de indulto que beneficiaron a miles de delincuentes, sin invertir en Gendarmería ni en la seguridad del sistema carcelario, pero, el exgobernante omite las consecuencias de sus propias acciones como exPresidente. Valga recordar cuando rechazaron el aumento de presupuesto a Gendarmería, señalando mentirosa y demagógicamente que se gastaba más en los reos que en los niños.

Por lo mismo, si la virulencia demagógica de Piñera no fuera tan violenta ni auto exculpatoria claro que no provocaría el indignado rechazo a sus iras destempladas, pero intenta borrar o blanquear su rol principal en la crisis de seguridad pública que afecta al país. En esa cruzada personal no respeta el dolor ni el recuerdo de quienes entregaron su vida por Chile e ignora con su habitual soberbia que la memoria histórica es perenne.

En suma, nada nuevo, intentar la amnesia sobre la memoria histórica y propiciar una guerrilla política interminable desgastando la estabilidad democrática, son signos distintivos en la historia de la derecha. No les importa Chile sólo salvar lo suyo.