Hace años que Chile tiene una deuda pendiente: la incapacidad del Estado para aumentar el número de carabineros en nuestras calles. Por eso, fue alentador ver a la institución anunciando, hace poco menos de un mes, que estaban trabajando en un plan para implementar nuevas escuelas de formación en todo el territorio nacional. Lo anterior, con el objetivo de engrosar sus filas y superar los 60 mil funcionarios policiales. Una promesa que no tengo duda alguna, cuenta con el respaldo transversal de todo el mundo político.
Sin embargo, esa voluntad parece haberse quedado solo en Carabineros. Porque al revisar el proyecto de Ley de Presupuesto 2026 que el Gobierno envió al Congreso, los números dan cuenta de un relato distinto. En el documento oficial de contenido del presupuesto del Ministerio de Seguridad Pública, se establece para el 2026 exactamente el mismo número de carabineros a formar que este año. Asimismo, tampoco se observan aumentos presupuestarios en el programa de Formación y Perfeccionamiento Policial de Carabineros. Es decir, no hay un aumento proyectado, no hay expansión en los cupos de ingreso, ni un refuerzo real de la capacidad formativa.
Por otro lado, en los documentos presupuestarios de la misma institución se señala que los recursos destinados a infraestructura del próximo año se limitarán solo a proyectos de arrastre. En otras palabras, no habrá nuevas obras. Esto implica, derechamente, que no se construirá ninguna de las nuevas escuelas de formación que la institución había anunciado. Y por si eso fuera poco, el presupuesto total de Carabineros para 2026 muestra una disminución en los recursos destinados a proyectos de infraestructura.
Cabe mencionar que, al revisar los proyectos que hoy se mantienen en curso, solo dos de ellos están vinculados a la formación policial y obedecen a la reposición de escuelas que ya existen. No hay expansión, no hay diversificación territorial, no hay crecimiento. Lo que hay es un intento de sostener lo existente en medio de un contexto que exige justamente lo contrario: fortalecer y ampliar.
La contradicción es evidente. ¿Cómo se pretende aumentar la dotación de Carabineros si el propio presupuesto congela el número de aspirantes y reduce los fondos que podrían destinarse a la construcción de nuevas escuelas? Resulta difícil encontrar explicación a esta brecha que existe entre las intenciones de Carabineros y las acciones de La Moneda.
Mientras los primeros anuncian planes de fortalecimiento institucional, la realidad presupuestaria que imponen los segundos apunta hacia la inercia o al retroceso. Una contradicción que, lamentablemente, se ha vuelto costumbre: promesas públicas que buscan calmar la demanda social por seguridad, pero que no se respaldan en acciones concretas para materializarlas.
El fortalecimiento de la dotación policial no puede ser una mera pauta de prensa. Si realmente queremos recuperar la capacidad del Estado para imponer el orden y proteger a los ciudadanos, se requiere más que anuncios: se necesita inversión sostenida, planificación de largo plazo y voluntad política real. De lo contrario, seguiremos escuchando promesas sobre nuevos carabineros que nunca llegan, nuevas escuelas que nunca se construyen y nuevos planes que nunca se financian.
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