Se señala que la campaña de Donald Trump se centró en dos temas: Crecimiento económico e inmigración, dejándo de lado o no asignando importancia a temas como el aborto, al que tanta relevancia de dio Kamala Harris. Esto nos lleva a reflexionar sobre la futura campaña presidencial de nuestro país. Sin duda alguna opción en nuestro caso deberá centrarse en dos temas: Desarrollo económico y seguridad. Son dos instancias muy preciadas que nos llevaron a marcar pauta en el mundo y que hoy es un camino deteriorado.
Es muy distinto anhelar algo que no se conoce, que recuperar algo perdido. En el primer caso, los beneficios de un mayor crecimiento no tienen experiencia que permita medir el avance. Por su parte, la inseguridad, como no se conoce en toda su dimensión una mayor seguridad, parece una realidad normal.
En el caso de nuestro país, vivimos la experiencia del crecimiento sostenido y las mejoras que significaron en la vida individual como colectiva. Salieron de la pobreza millones de compatriotas. Conocieron une major calidad de vida, alta oportunidad de empleo, mejores condiciones de ingreso, mayor acceso a bienes. Se pudo constatar que el bien común del país ayuda a generar esas mejores condiciones de vida, como la educación, la salud, las obras públicas, los subsidios, los servicios en general.
El Presidente Boric en su discurso al G20 en Brasil señalaba: "Nuestro país, con políticas públicas serias y responsables en democracia, hemos logrado bajar la pobreza desde un 40% cuando terminó nuestra brutal dictadura a un 6,5%". Recordemos que él mismo era un cuestionador de lo vivido en esos 30 años. Hoy, desde el lugar que ocupa, cambia de opinión.
En el ámbito de la seguridad, era algo de lo que nos enorgullecíamos e invitábamos a conocer nuestra experiencia. Hoy se lucha día a día por superar la inseguridad y volver a ese pasado. Sin duda la inmigración ilegal ha jugado un importante papel y allí volvemos al punto que acentuó Trump en su campaña.
¿En tal situación quién querría aceptar volver atrás? Visto así, no anhelamos cosas que no conocemos, sino un camino ya vivido. Por lo tanto es una aspiración a la que si o si se quiere alcanzar, sea quién sea el que lo ofrezca. Sorprende que quienes formaron parte de ese exitoso camino para el país hoy no lo aprovechen para levantar una opción de gobierno que de seguro podría consitar el interés nacional. La razón, no hacen promesa demostraron su capacidad.
Para la izquierda más extrema el tema del crecimiento y la seguridad no eran prioridad; la igualdad social, los derechos humanos y los derechos de la mujer eran su mayor preocupación. Sin embargo, hoy se dan cuenta que nunca sus aspiraciones serán posibles de alcanzar si no hay seguridad y desarrollo económico, porque sin ello no hay condiciones básicas para una mejor calidad de vida y tampoco riqueza para repartir.
Es cierto hay una deigualdad extructural que resolver, pero eso debe hacerse con responsabilidad y gradualidad. El país ya no quiere posiciones refundacionales ni sueños frustrados. Quiere caminar con seguridad por el único camino que nos puede llevar a conocer el desarrollo y mejorar todo aquello que nos impida vivir en una sociedad más fraterna; con una justa igualdad y la máxima libertad.
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