La política: entre lo real y lo posible

Esta es una disyuntiva de siempre de la política y a veces muy olvidada, pero que al parecer, hoy tiene una gran importancia para el futuro de Chile. Lo real representa las condiciones objetivas del momento, contexto económico, social, cultural e institucional, situación de fuerzas en el congreso, las principales necesidades de la población que imponen límites y definen lo qué es importante y factible en un momento dado.

Lo posible corresponde al horizonte de cambio, las aspiraciones, los proyectos que buscan transformar la realidad, incluso más allá de lo que parece alcanzable. La esencia de la política es ser capaz de conciliar ambos planos. Max Weber señala que la política es el arte de lo posible, pero también implica voluntad y visión para ampliar lo posible.

Es esta disyuntiva en la que nos encontramos como país enfrentado a las nuevas elecciones, hay sectores capaces de dialogar de ver la realidad y acercarla lo mejor posible al anhelo, aun cuando no sea perfecto o total. Estos sectores responden a la esencia de la democracia, que es parlamentar, buscar en conjunto lo mejor para el país.

Sin embargo, hay también quienes -con un menú de soluciones- buscan de cualquier manera imponerlas, incluso si para ello hay que hacerlo a través de órdenes ejecutivas como en USA o decretos de ley en Chile. Primero no hay un pleno acercamiento con la realidad. Toman unos elementos y sin diálogo alguno y realismo posible, buscan manera de que sean impuestos a la sociedad. Por lo general quienes así actúan consideran que no vale la pena recoger lo que opina la gente (porque no saben lo que es mejor para gobernar) y menos conocer su opinión. Ellos se consideran mentes brillantes que tienen la lucidez que no existe en el país y con ello harán a Chile más grande (parodiando a Trump).

Lo paradójico es que este sector habla de ir contra la ideología del contrario, porque están superadas, traen todos los males del mundo o son desquiciadas. El tema es que todo ser humano tiene ideología, que son las ideas que orientan su actuar, por lo tanto cuando tratan de ideológicos a otros solo muestran una tremenda ignorancia, porque toda persona y todo partido tiene su ideología. Si quieren referirse al abuso de la ideología que quiere imponerse a trocha y mocha se están refiriendo al Ideologismo y tienen razón que eso es malo, pero ellos son ideologismo, porque viven solo en lo posible y muy lejos de lo real.

Sin duda hay políticos en Chile que han sido capaces de hacer una debida conciliación entre lo real y lo posible. Las leyes que han salido del Parlamento lo hacen en el diálogo fecundo de diversas visiones y ello sin duda enriquece su resultado. Hay muchos casos brillantes en estos últimos años. Aun cuando, el sector que se queda solo en lo posible, se abstenga o rechace casi todo porque consideran que con ello se les está dando aire a quienes ellos se oponen ciegamente y casi con odio. Por lo tanto están en la idea de ni sal ni agua. Eso es ideologismo puro.

Están también los populistas, a quienes solo les interesa responder a la realidad, sin mediar sus consecuencias. Si un nuevo retiro le sirve con votos, vamos con ello. Si sacar al Ejército a la calle parece atractivo para la población, aunque no logre mayores efectos, vamos con ello. Este es el mal de quienes utilizan la realidad para sus intereses. Lo posible es solo obtener votos. Su ideología es ganar un puesto o beneficiarme de la elección a cualquier precio, incluso si saben desde ya que no llegarán a la final, pero si les trae beneficios, vamos entonces con las insensatas propuestas.

Es por lo tanto muy necesario revisar en los discursos y propuestas de todos los candidatos como se reflejan estas dos dimensiones antes de decidir. Puede ser una interesante base de reflexión que ojalá podamos hacer, porque estamos frente a una difícil encrucijada. Si al final de este camino electoral nos vemos enfrentados a Jara y Kast, tendremos que optar bajo este criterio entre lo real y lo posible.

La realidad es que soy una persona de centro o desinteresada de la política y me veo obligado a votar por dos figuras que representan extremos. Lo posible será definir, que aun cuando no me guste ninguno de los dos, deba votar por el mal menor. Ello porque votar en blanco o anular, directa o indirectamente se podría estar favoreciendo justamente al mal mayor. En esta disyuntiva del país, tiene mucho sentido evaluar a los candidatos, como para definir su voto al final del camino, y esta herramienta puede ser muy útil.

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