La responsabilidad constitucional de Boric

No es posible realizar una evaluación del Gobierno de Gabriel Boric, es un hecho, sería algo apresurado. De todas formas, se puede decir que ha tenido una serie de errores no forzados que comienzan a configurar un ambiente complejo.

Es cierto que este Gobierno heredó situaciones de las que la anterior administración no logró hacerse cargo, como la migración, el conflicto en Wallmapu, los ya reconocidos viernes en Plaza Baquedano, todos relacionados directa o indirectamente con el orden y seguridad. Probablemente, porque para el expresidente Piñera le era más importante dejar las cuentas ordenadas, pensando que por eso sería juzgado.

Dicho esto, es cierto también que la ministra Izkia Siches no debió tuitear que Calama fue anexado a Chile, o tampoco debió decir que existe un trato en materia de justicia inequitativo según lugar donde vivimos; por algo similar a lo segundo una ministra de Salud debió poner su cargo a disposición. Pero más allá del hecho, la ministra no debió en sus primeros 10 días conflictuarse con otro poder del Estado, sino buscar, junto a sus pares, una solución para que si en su Gobierno esto es la postura oficial, no ocurra más.

Por supuesto que tomar la decisión inconsulta de ponerle urgencia al proyecto de amnistía traería consecuencias en su bloque. Otro error no forzado que puede, en el corto o mediano plazo, ser más caro cuando debes negociar un listado importante de proyectos que aún se encuentran en diseño.

Por último, este Gobierno comienza a confeccionar un relato sobre la Convención Constitucional que resultará complejo a la larga. Se decide no opinar e involucrarse, lo que por supuesto podría ser lo debido en un escenario donde el órgano redactor no está siendo criticado por diferentes fuentes. Actuar de manera pasiva respecto al trabajo que se realiza, y más bien apostar por un apruebo sin condiciones, resultará cada vez más complejo cuando es inevitable que su devenir está íntimamente ligado a la propuesta constitucional.

Resulta así urgente que el Gobierno deje de lado la simple postura que esta Constitución sea redactada en democracia es mejor que sea "por cuatro generales".

Resulta cada vez menos probable que en el plebiscito de salida gane la opción rechazo, y aun menos probable la viabilidad del invento por una tercera opción. Es mejor dialogar e insistir en la idea del propio Presidente Boric, que debemos alejarnos de una Constitución partisana, teniendo como base que será este resultado final parte importante de la gobernanza que podrá tener y la evaluación de su Gobierno. Por último, será también donde se juegue parte importante de la relación Ejecutivo-Legislativo.

Los cambios deseados son profundos y estructurales, por lo que debe buscar amplias mayorías, y la oposición puede no tener el tercio en la Convención pero tiene al menos la mitad del Senado. El Presidente Boric deberá quemar parte de su capital político en esta etapa, y no existe otra figura en su gabinete que pueda hacerlo, sólo él.

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