Libertad de acción ¿para qué? Para votar Rechazo en plebiscito del 4 de septiembre

Coincidiendo con el 114º natalicio del Presidente mártir, Salvador Allende Gossens, el sábado 26 de junio de 2022, se anunciaba urbi et orbi la decisión del ex presidente DC Ignacio Walker, en otro medio de comunicación digital. En un extenso texto, cual pequeña encíclica política, fiel a su estilo, uno de los Walker Prieto comunicaba a la ciudad y al mundo (supongo democratacristiano y/o a algunas localidades costeras de la Región de Valparaíso) lo que será su voto "no secreto" en el plebiscito constitucional del 4 de septiembre: ergo, lo hacía afirmando, categorizando, dictaminando, enseñando, pontificando y sentenciando.

¡Se despejó una expectación pública y transversal que, quizás, ya se hacía incontenible y muy sufriente para muchas y muchos, incluido solo uno de los 154 Convencionales Constituyentes, activos y vigentes!

Pero, cómo es que algunas y algunos no logran entender, aún, quién es política y realmente Ignacio Walker Prieto, más allá de sus amabilidades, modales, palmoteos y sonrisas. ¿Algunas y algunos pensaron que podría votar por el Apruebo para la nueva Constitución?

Conocido es que fue presidente de la DC durante dos períodos extendidos, desde el 30 de agosto de 2010 hasta el 27 de abril de 2015. Y ya el 11 de marzo de 2010 había asumido como senador por la circunscripción Valparaíso Cordillera. A pesar de todos sus despliegues privilegiados, dimanantes de sus cargos, masivo electorado regional lo aceptó/soportó por solo un período, no reeligiéndolo en su fallido intento en las elecciones parlamentarias del 19 de noviembre de 2017, siendo una sorpresa total... para él.

Como no recordar aquellos años, en que, exultante, se autoproclamaba como un candidato presidencial ("Frases para el bronce" en La Segunda), y se declaraba capacitado y disponible para esa magna tarea. Una de sus dedicaciones posteriores ha sido escribir algunos libros y/o artículos, analizando y explicando varias configuraciones y problemáticas de coaliciones políticas y derrotas políticas de éstas, de partidos y/o de políticos específicos. Pero, sin embargo, sigue en deuda acerca del único texto que se ha esperado, y está debiendo, urbi et orbi, para profundizar en los porqués de su estrepitosa derrota de 2017, en que, alcanzó, apenas, 4,65 %, con solo 30.872 votos.

Ahora, desde hace dos años, con particular énfasis, ha reaparecido públicamente, concentrándose en los asuntos constitucionales, a pesar de que todos sus candidatos a ser elegidos Convencionales Constituyentes fueron derrotados.

En política siempre será bueno y necesario no olvidar. Vale recordar esa suerte de 'maridaje' político -cual "unión íntima armoniosa de dos cosas entre sí"- de hace algunos años, en los comienzos de segunda década en este siglo XXI, con Carlos Larraín Peña, entonces presidente de Renovación Nacional, siendo Ignacio Walker Prieto presidente de la Democracia Cristiana.

En esas acciones y conductas quedaba constancia incontrarrestable de la sincera y verdadera complacencia, en su movilidad y ubicación políticas, que expresaba Ignacio, en una eufórica, recurrente y vertiginosa comparecencia en los medios de comunicación. Estaba con sus pares. Se llegaba a comentar que Ignacio Walker Prieto habría sido un excelente presidente para RN, cuando Mario Desbordes Jiménez era el simple secretario general de ese partido, puesto por Carlos Larraín. No visualizaban a dónde podría llegar Mario, pero solo hasta el 2021, sin poder continuar su ascenso, ya siendo anulado, aplastado y derrotado, frente a un claro clasismo inmanente y plenamente vigente, en esos "fundos y tierras políticas".

Tortuosos caminos para la ingenuidad política, en este Chile que sigue siendo frondosamente el de siempre en clasistas intersticios que, la sabiduría popular y originaria sienten muy bien, diariamente, y nunca se dejarán engañar al respecto por unos iluminados pontificadores.

A mayor abundamiento, recuerden que en comparecencia conjunta en el Centro de Estudios Públicos (CEP), el jueves 26 de enero de 2012, I. Walker Prieto anticipaba: "Estamos tan de acuerdo, que uno puede hablar por los dos. La próxima pregunta la responde Carlos, y me va a interpretar".

Pero, además no debe dejarse de tener presente que fue diputado entre 1994 y 2002. Pero Walker Prieto no participó en nada del V Congreso Ideológico y Programático del PDC, que en 'estado de Congreso' (emulando expresión legada por Jaime Castillo Velasco) se desarrolló durante casi un año y medio, desde agosto de 2006, culminando en acto político de término, los días 12 y 13 de octubre de 2007. ¿Dónde estuvo Ignacio, en ese año? Acomodadamente, en Princeton University.

Pues bien, uno de los acuerdos de ese congreso -el Nº 126-, en el capítulo "Hacia una nueva Constitución", establecía: "El perfeccionamiento y la profundización de la democracia chilena requieren de mejores instituciones, mayor participación, descentralización del poder. Postulamos más y mejor democracia. En este contexto creemos necesario abordar un conjunto de cambios y reformas constitucionales que hacen indispensable una nueva Constitución".

Deducción: I. Walker Prieto no se leyó esos acuerdos, al igual como lo sostuvo en relación al programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet Jeria, en su segundo período, con irresponsabilidad y prepotencia políticas, boicoteándolo con "sus matices". La petite histoire, posterior a ese V Congreso, es bien conocida: la presidenta del PDC, en ese entonces Soledad Alvear Valenzuela (también precandidata presidencial, en dos ocasiones) guardaría en algún rincón los acuerdos.

Walker cuestiona el nuevo texto constitucional porque, según él, "se trata de una convención de izquierda, que ha escrito una Constitución de izquierda". Caricaturiza y descalifica, propio del pontificador. ¿A qué aspiraba y/o qué pretendía? ¿Una convención "de derecha", para una Constitución "de derecha"? Sabrá perfectamente, y no lo cuestionará, que la Constitución de 1980 es y fue ilegítima en su origen, y su inspirador y redactor principal fue un ultra derechista, con impronta conservadora y religiosa farisaica.

Ya tendrá claro que, lo acordado el 15 de noviembre de 2019 en cuanto a ese quórum de 2/3, fue un logro "de derecha", y que de los 155 convencionales constituyentes no fueron elegidos 52 "de derecha". Concesión de unos, y pretendido bloqueo y obstaculización de otros, en los hechos, terminaron cruzándose sus propias manos. Calculadores, de la petite politique, todos se equivocaron, sin ser capaces de comprender (y 'leer', como se dice ahora, en otro lenguaje de moda en política) los contenidos multifacéticos de la revuelta social -nuestro octubre, de 2019-, en sus estallidos, incoados desde 1990 y multitudinarios desde 2006 y desde 2011.

Arraigados idiosincráticos cinismos -ejercidos como una virtud-, dobles raseros, eufemismos, miedos y temores se les fueron volviendo en contra desde el domingo 4 de julio de 2021, cuando se instaló la histórica Convención Constitucional. La enorme mayoría de las normas que son parte del nuevo texto constitucional se aprobó con cantidades superiores a los 103 convencionales, esos 2/3 'tan aplaudidos y bendecidos' por puritanos y por temerosos. Fue un rango promedio de entre 112 y 134 votos. ¿Todos serían "de izquierda" y, por ello, denunciables, despreciados? Resulta francamente abominable.

Otro de sus anacrónicos "ataques de pánico" es porque sería "una Constitución partisana y refundacional". En el plebiscito de octubre de 2020, una esclarecida y gran mayoría votó por una nueva Constitución. ¡No por una Constitución de 1980, con sus reformas del 2005, a seguir siendo enmendada y 'maquillada', nuevamente y cada cierto tiempo, según y cómo!

Y el dicho acuñado de "la casa de todos", otro lenguaje de moda, y ahora 'constitucionalizado', es una grave falacia, para confundir a la llamada opinión pública y a los electores votantes. Una nueva Constitución no refunda la población, los pueblos, los recursos y los territorios de un país, pero nunca podrá agradar, contentar y satisfacer a todas y todos, completamente, en sus detallados contenidos. Hay que ver su totalidad. No tiene nada que ver con mantener unas llamadas "tradiciones republicanas", otra burda muletilla 'argumental/emocional/patriótica'.

No entienden la tradición. El papa Francisco les aclara que, lo dicho por el compositor Gustav Mahler, "La tradición es la garantía del futuro", "no es una pieza de museo. Es aquello que te da vida, siempre y cuando te haga crecer. Otra cosa es ir hacia atrás, eso es conservadurismo malsano (...) el verdadero sentido de la tradición. No es tradicionalismo. Es la tradición que te hace crecer...", en muy pedagógica entrevista efectuada por la presidenta de Télam Bernarda Lorrente, el 1 de julio de 2022.

Los nueve ex presidentes de la DC se dicen y/o se sienten "humanistas cristianos", militan en un partido político que se apropió gratuitamente de lo "cristiano", para apellidarlo así. Sí, olvidan lo que Emmanuel Mounier -fallecido joven, casi con 45 años- respondió una vez que fue consultado de si era y se sentía cristiano: "que los demás juzguen si lo soy, por mis actos, mis conductas y mi vida".

Además, no conocen esa fuerte crítica de Jacques Maritain a lo que llamó el "humanismo de la tibieza", para referirse a los que, siempre, demostraban al final miedo al pueblo.

El papa Francisco los alecciona e instruye ahora, cuando da a conocer los "cuatro principios políticos que a mí me ayudan", en la entrevista ya citada: "La realidad es superior a la idea"; "El todo es superior a la parte"; "La unidad es superior al conflicto", y "El tiempo es superior al espacio". Y deduce: "la grandeza de los pueblos es iniciar procesos (...) estos cuatro principios siempre me ayudaron para entender a un país, a una cultura (...) son principios humanos, de integración (...) pero reflexionar sobre esos cuatro principios ayuda mucho".

Por ende, eso de lo de "refundacional" no pasa de ser una más de las monsergas de moda. Sí, una Nueva Constitución se debe apoyar en nuevas bases y nuevos fundamentos, para avanzar en la edificación y la elaboración de un nuevo modelo de sociedad, adecuado a los nuevos tiempos. Las demandas, los desafíos, las necesidades y los obstáculos también son nuevos. ¿Es tan complejo y difícil entender esto, muy elemental, casi escolar, para los ilustrados, los poseedores de riquezas, y los privilegiados? ¿Dejarán de lado, real y sinceramente, sus abusos, sus arrogancias y autoengaños, sus egoísmos, sus individualismos, sus insolidaridades, sus mentiras, sus pequeñeces muy conocidas y recurrentes, sus odios, sus prepotencias y sus temores?

Naturalmente, en este siglo XXI es urgente la irrupción y primacía democráticas de nuevas mentalidades. Sin éstas, la expedita y más pronta implementación de una nueva Constitución, no será posible en condiciones pacíficas, sin estancamientos dubitativos ni retrocesos funestos. Avanzar para terminar con los abusos, las desigualdades, las discriminaciones, las injusticias y los no reconocimientos de los nadie, es el colosal contexto que, aborda la nueva Constitución.

Con Gabriela Mistral quisiéramos poder volver a decir, ojalá a un mundo interdependiente y multipolar, pacífico y seguro indivisiblemente, al igual que en diciembre de 1945, como "hija de la democracia chilena", cuando se refirió a que la "originalidad consiste en rejuvenecerse constantemente por las creaciones sociales valerosas. La operación admirable de expurgar una tradición de materiales muertos conservándole íntegro el núcleo de las viejas virtudes, la aceptación del presente y la anticipación del futuro...".

Con la "Plegaria a un Labrador", de aquel dignísimo y popular cantautor chileno acribillado y torturado hasta su muerte, en septiembre de 1973, decimos hoy, ya en julio de 2022: "Levántate y mira la montaña | De donde viene el sol, el viento y el agua | Tú que manejas el curso de los ríos | Tú que sembraste el vuelo de tu alma | Levántate y mírate las manos | Para crecer, estréchala a tu hermano | Juntos iremos unidos en la sangre | Hoy es el tiempo que puede ser mañana".

De eso se trata el Apruebo a la nueva Constitución para Chile.

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