Más mujeres en política, urgente para fortalecer la democracia

Aún en la sociedad chilena está muy arraigada la creencia de que los hombres tienen mejores habilidades para liderar que las mujeres. Esto se puede ver, por ejemplo, en la baja participación política de las mujeres y en el comportamiento de los partidos políticos que son los que deciden quiénes podrán asumir la candidatura a un determinado cargo.

Históricamente, los partidos han colocado pocas mujeres como candidatas y cuando lo hacen es en lugares en que hay poco interés o expectativas de ganar, o bien en cargos de menor incidencia.

Sin embargo, el gobierno de la Presidenta Bachelet ha hecho grandes esfuerzos para transformar esa realidad con los cambios realizados el año pasado en el sistema electoral y la implementación de una ley de cuotas para asegurar que las mujeres sean parte activa de la política parlamentaria.

A partir de las próximas elecciones de diputados/as y senadores/as los partidos deberán llevar un 40% de candidatas, y para incentivar que estas sean candidaturas competitivas, se le otorgará un monto de 500 UF a las colectividades por cada mujer electa.

No obstante, aún en el plano de la política local dicho mecanismo no existe,  lo que genera desafíos para democratizar la participación de las mujeres en ese ámbito, algo que quedó confirmado en las recientes elecciones primarias con mira a las municipales de octubre próximo.

En las 93 comunas donde se realizaron primarias este año, participaron 124 candidatas y candidatos en total, de las cuales 56 candidaturas correspondían a mujeres y solo un 15% fueron electas.

Nuestro sistema educativo, sin proponérselo, no fomenta en las mujeres el desarrollo de habilidades vinculadas con su capacidad para hablar en público, defender sus ideas y dirigir a un grupo. Además, aún persiste una distribución de roles al interior del hogar que obstaculiza la participación de las mujeres en el espacio público, pues deben resolver los temas de cuidado de otras y otros para poder dedicarse a otras tareas.

En general, las mujeres suelen tener menor acceso tanto a capacitación, como a recursos financieros, lo cual es muy importante en el caso de buscar ser candidatas a cargos de representación popular.

Uno de los principales temas pendientes en términos de igualdad de género es la participación de mujeres en puestos de toma de decisión, tanto en el sector público, como en el privado. 

Si bien es cierto que desde la recuperación de la democracia, las mujeres han ido ganando cada vez más espacios en el mundo público, las Ministras de Estado, Subsecretarias, Alcaldesas, Concejalas, Rectoras de Universidades, Directoras de empresas o Dirigentas Sindicales continúan siendo algo muy excepcional.

Sólo algunos ejemplos. En el Poder Ejecutivo las Ministras y Subsecretarias no superan el 37,5% de los cargos y solamente hay 3 Intendentas a nivel nacional.  En el Congreso, solamente 1 de cada 6 puestos es ejercido por una mujer. En el caso del Poder Judicial, en la Corte Suprema hay 5 Ministras y 15 Ministros y la participación de mujeres en las Cortes de Apelaciones en calidad de Presidentas o Ministras alcanza el 41.8%.

En el sector privado la realidad no es muy distinta. Durante 2015 la presencia de mujeres en las gerencias de grandes empresas fue menor al 8%. En el ámbito educativo había sólo un 5,1% de rectoras en las Universidades. En el área de salud, no había mujeres en la presidencia de ninguna clínica, solo el 7,9% de las gerencias generales estaban a cargo de mujeres y el 19,4% de las direcciones médicas eran lideradas por  una mujer.

Respecto de la presencia de mujeres en organizaciones comunitarias, según datos de la CASEN 2013, ellas participan un poco más que los hombres en este tipo de instancias y lo hacen principalmente en juntas de vecinos/as, organizaciones de adultos/as mayores y religiosas.

Esta baja representación de las mujeres es un problema para la sociedad porque no se expresa efectivamente el principio de igualdad de oportunidades garantizado por nuestra Constitución Política y se mantiene la desigualdad en la sociedad cuando las autoridades públicas electas no reflejan la diversidad existente.

Es por eso que las mujeres debemos movilizar esfuerzos para asegurarnuestra participación, no sólo en el ámbito político, sino que en los más diversos espacios sociales existentes.

Sólo así garantizamos nuestra presencia e influencia en la toma de decisiones frente a todo tipo de temas relevantes y, de paso, contribuímos a generar conciencia sobre la necesidad de promover la paridad de género en todo ámbito, como un factor de desarrollo social.

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