Luego de informado el resultado del plebiscito constitucional por parte del Servicio Electoral, unos cuantos minutos después de las 21:00 horas, el Presidente Gabriel Boric se dirigió a Chile para hacer el necesario balance político de la situación del país. Ante la virulencia de los ataques recibidos por él personalmente, algunos francamente cobardes y odiosos, el Mandatario mostró madurez y estatura política, por eso, rescato de su discurso la afirmación que titula esta columna: "ni celebración ni arrogancia".
En efecto, la situación nacional tiene una doble cara, por una parte, la masiva concurrencia a las urnas muestra un compromiso encomiable de la ciudadanía con las grandes decisiones institucionales y la preservación del régimen democrático.
Por otra parte, es evidente también el malestar hacia las gravísimas debilidades que tiene el mismo sistema institucional que convocó al proceso constituyente dado los atrasos inaceptables que se registran en el análisis, tratamiento y solución de carencias sociales profundas como resultan ser la indignidad de las pensiones, el deterioro de la educación pública, la carestía de los remedios y los enormes atrasos en las prestaciones del sistema sanitario.
Al final, esas incapacidades e ineficiencias acentúan la aguda desigualdad existente en el país, por el contrario, el desafío es disminuirla y anularla en la dimensión de intenso foco de conflictividad social como es lo que ocurre.
Así también, las conquistas laborales que a las organizaciones sindicales tanto les cuesta conseguir, son puestas a prueba diariamente por una cultura empresarial que saca lo esencial de sus ganancias de los abusos y atropellos a los derechos de las y los trabajadores. Prácticamente a diario a los sindicatos se les intenta coartar y cercenar la representación que legítimamente les corresponde, misma que es hoy reconocida universalmente.
El pueblo de Chile dio una lección de amplia participación, responsabilidad y lucidez, así se logró hacer retroceder la estéril confrontación generada por la ultraderecha, ojalá que también el sistema político sea capaz de estar a la altura de las circunstancias y como dijo el Presidente: no caer en una infundada celebración y peor aún, arrogancia. Lo central está logrado, no habrá regresión ultraconservadora.
El camino, convocado por el Presidente Boric, es trabajar con amplitud, humildad, sin protagonismos infecundos ni polarización artificial, con auténtica transversalidad, situando el interés nacional como la cuestión fundamental.
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