No virar a la derecha

El triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales de Argentina tiene los ojos del mundo puestos en el país trasandino, cómo no, si el recientemente electo primer mandatario pasó de ser un fenómeno mediático, por su osada e histriónica personalidad, a ser la primera autoridad política de la nación.

Es así como un discurso apolítico, populista y de extrema derecha hizo eco en los millones de argentinos decepcionados de los partidos políticos tradicionales, el Kirchnerismo y una inflación interanual de 142,7%, que terminó siendo una especie de caldo de cultivo para frases hechas como: "Que se vayan todos", casi sacada de un manual, pero que intenciona la idea de que el mundo está mal, menos quienes la enuncian.

Que no quepa duda de que con el triunfo de Milei ganan los poderosos, los grandes empresarios que hoy miran como un botín las oportunidades de privatizar todo lo que esté a su alcance. Al contrario, pierden los que tienen menos: las mujeres, diversidades, trabajadores, la educación y salud pública, las personas jubiladas, los estudiantes, las y los científicos, artistas, pequeños productores, entre otros, que habían logrado conquistar importantes derechos sociales que hoy más que nunca están en riesgo.

En una entrevista en el medio La Nación, el recientemente electo presidente de Argentina hizo una performance en una pizarra y de manera "jocosa" ironizó con la eliminación de ministerios como parte de su programa de gobierno, tachando al Ministerio de la Mujer, Salud, Educación, Trabajo y Seguridad Social, Obras Públicas, Transporte, Desarrollo Social, Turismo y Deporte, Desarrollo Territorial, Cultura, Ciencia Tecnología e Innovación y Ministerio de Ambiente.
Para mí, una manera irrisoria de advertir sobre lo peligroso que es caer en los extremos y esta cara de la ultraderecha no puede seguir avanzando, porque pone en riesgo la estabilidad política y social de los países de la región latinoamericana, incluso a nivel mundial.

En este contexto las palabras del filósofo italiano Antonio Gramsci me hacen mucho sentido: "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos".

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