En las últimas semanas antes del plebiscito que rechazó el proyecto constitucional, la derecha en uno de sus eslogan de campaña decía "Boric vota En Contra, Chile vota A Favor", intentando que los chilenos se orientaran en función de su adhesión o rechazo al Gobierno.
El resultado es sabido, ganó la posición En Contra", por más de 11 puntos. Entonces, si la dicotomía formulada por la derecha era "gana o pierde el Gobierno", con el resultado, ¿por qué el Gobierno no ha supo capitalizar esto?
Luego, inmediatamente de pasado el plebiscito, la oposición ingresó la acusación constitucional contra el ministro Montes, que fue ampliamente rechazada en "la cuestión previa"; es decir, ni siquiera se debatió en la sala de la Cámara de Diputados. Otro triunfo para el gobierno y, de nuevo, no se capitaliza. ¿Por qué?
Como es obvio que no puede ser una decisión política la de no administrar positivamente estos dos eventos, es necesario revisar lo que ha pasado, luego de ello.
Lo primero tiene que ver con las visitas continuas de ministros al departamento del lobista de derecha Pablo Zalaquet, que permitió que quedara la impresión que no era la Constitución la casa de todos, sino que "la casa de Zalaquet".
Y luego, la querella del exministro Jackson contra un "compañero" de coalición, por dichos del senador Espinoza.
Este ambiente es el que ha acompañado al Ejecutivo las últimas semanas. Así, lo que debió ser un espacio para acercarse a la mayoría que acompañó su postura respecto al proyecto constitucional y el rechazo amplio a la acusación contra Montes, se ha transformado en una retahíla de explicaciones de los ministros participantes en los que se ha denominado "los chese and wine" de Zalaquet.
Y, en relación a la querella de Jackson, es evidente que ha primado -en un gran amigo del Presiente- el ánimo personal, más que ayudar al gobierno del que formó parte.
Es muy difícil suponer que, antes de dar ese paso, Jackson no haya informado al Presidente, y entonces la pregunta es ¿al Presidente no le pareció pertinente pedirle a su amigo obviar, a lo menos en este momento, su legítimo derecho; que evidentemente produciría daño al gobierno?
Lo único claro es que cuando los dos logros del gobierno, entre el fin de año y el comienzo del nuevo, pudieron ser el inicio de un buen período para el equipo gobernante, rápidamente se volvió en un tiempo de riña interna y de explicaciones burdas de sus ministros, con lo cual la derecha pudo escapar, rápidamente, de las derrotas recibidas.
No cabe duda, perder es malo, pero no saber ganar es peor. Especialmente cuando son tan pocos los logros que se pueden capitalizar. Una lástima.
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